Ilustración: Mavi
Si alguien se apunta...
Ayer se escapó la cucaracha. Vi como huía la condenada subiendo por la pared y desapareciendo por una rendija en la ventana que da al patio. La tenía ya domesticada. Había noches que, posada en mi hombro izquierdo, leía conmigo el libro de turno. Alguna vez desistía, se iba con un mohín extraño en la cara, moviendo nerviosamente las antenas y desapareciendo debajo de la cama. El último libro que leímos juntos fue Zoco Chico, de Mohamed Chukri; ahí se le escapó alguna lagrimita.
Ahora, después del desengaño, estoy empeñado en aprender a ordeñar el tiempo hasta dejarlo seco, y luego, a vaciar el espacio de sombras y rellenarlo de luciérnagas. Me pondré a ello después del desayuno. Si alguien se apunta...
6 comentarios:
Si se iba con un mohín extraño en la cara, casi seguro que no le gustaban sus selecciones literarias: habrá ido a buscar otro lector con el que se identifique más.
No sé si será buena opción dejar el tiempo seco tras un desengaño, pero rellenar el espacio de luciérnagas sí lo es: demuestra que tras la pataleta ya vuelves a ser positivo.
Si hay tostadas con sobrasada mallorquina y miel, cuenta conmigo...
Saludos,
Prefiero luciérnagas, aunque no te creas, estas escasean...
Me apunto a lo de ordeñar el tiempo, si es que se deja...
Saludos
Rick, parece ser que no simpatizaba mucho con William Burroughs, y eso que lo intentó. Creo que no es lectura para cucarachas. Era más de Samuel Beckett, aunque parezca absurdo.
Lo de ordeñar el tiempo hasta dejarlo seco puede tener su aquél. Lo de las luciérnagas es más lógico, sí.
Saludos.
Javier, si no hay, voy al super a comprar esos manjares; faltaría más. ¿Y para beber?
Saludos.
Milena, el tiempo es muy suyo, no sé si dejará. Y si no, tiempo al tiempo.
Ya veo que las luciérnagas van ganando.
Saludos.
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