Llueve

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LLUEVE


I

Llueve porque estaba escrito

Y el cuerpo se contrae

Busco el refugio en un té

Y un bocata de “serrano”

Y leo que los gobiernos

Se apuñalan unos a otros

Mientras que con la otra mano

Se palmean en la espalda

Como si no lo supiéramos.

II

Y los dueños del “mercado”

Nos endilgan sus miserias

Que levantemos su imperio

Con nuestros pequeños sueldos

Ese imperio construido

Con ladrillos de pura mierda

Envuelto en papel de regalo

Y ahora nos piden ayuda

Con la mayor cara dura.

Conclusión

Llueve para ser exactos

Para cicatrizar heridas

Para lavar las afrentas

Y las alas de los pájaros

Para que empiece el invierno

Para que los ríos crezcan

Y se emborrachen los árboles

Llueve porque estaba escrito

Que la muerte todo lo iguala

Y mientras eso llega

Construyamos barricadas

Pero a una hora adecuada

Pactemos con los demonios

Una tregua para el té

Aunque sin levantar la guardia.

Nota.- Esto me pasa por leer el periódico a la hora del desayuno un día lluvioso de otoño.

Cada uno construye las barricadas a su manera.

¡Vaya usté con Dió!. Relato light

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VAYA USTÉ CON DIÓ

Paré en el paso de cebra para que cruzara un grupo de ancianos. Cruzaron a un ritmo más o menos lento y se volvieron, una vez en la acera, para esperar al más mayor de todos, que venía pasito a pasito con su bastón a una velocidad tortuguil.

Uno de los ancianos, desde la acera, animaba con sorna y movimientos de brazos al pobre rezagado. Yo, dentro del coche, con la ventanilla cerrada, no oía nada del exterior y contemplaba la escena como una película de cine mudo. Tenía puesto un CD de Django Reinhardt que pegaba mucho con lo que ocurría ante mis ojos.

El “maratón” duró unos cuatro minutos y el recién llegado a la meta le arreó un bastonazo en la cabeza al que se burlaba de él. Abrí la ventanilla, aquello se ponía feo y no sabía si intervenir. El agredido cayó al suelo en la calzada, sangrando y maldiciendo:

-¿Qué haces, “Averroes”?-

- “Pa que aprendas a respetar a los mayore!”, “Pinfloi” que eres un “Pinfloi”- le responde el agresor.

Antes de que me diera tiempo de salir del coche, algunos viandantes atendieron al anciano y llamaron a una ambulancia. La cola de coches en el paso de cebra iba ya por tres kilómetros y se salía del pueblo. El ruido de bocinas era ensordecedor. Los vendedores de kleenex aprovecharon la situación, igual que el de los cupones de la ONCE; algún avispado dueño de inmobiliarias repartió folletos con ofertas “increíbles”. Los políticos de la oposición hacían fotos, estudiando la forma de utilizar el asunto políticamente y sacar alguna “tajada” del mismo. Los transeúntes, haciendo un círculo a la escena, daban cada uno su disparatada versión; ninguna coincidía con la realidad; lo digo porque yo fui el primero en llegar al paso de cebra y allí solo estábamos los ancianos y yo. Unos decían que todo empezó por un asunto de celos, otros lo relacionaban con la violencia de género (¿), otros aseguraban que era un asunto de robo de pastillas de viagra, etc…

Llegó la ambulancia entrando por dirección contraria y se llevó al agredido y al agresor, que asustado por los acontecimientos sufrió un amago de infarto. Los demás ancianos siguieron animadamente su camino cogidos del brazo en busca de otro paso de cebra (les iba la marcha)

La caravana de coches empezó a fluir y las calles recobraron su normalidad. Al día siguiente vi, sentados en un banco del parque, a “Averroes” y a “Pinfloi” charlando amigablemente como si nada hubiera ocurrido. “Pinfloi” lucía un bonito turbante en su cabeza y agitaba su bastón en el aire piropeando a una moza de buen ver que pasaba por allí. Los saludé quitándome el sombrero y ellos respondieron al unísono con voz clara:

-Vaya “usté” con “Dió”…-

Y más bajito añadió uno de ellos creyendo que no le oía:

-…Petimetre-

Me alejé oyendo sus risas de niños traviesos con mucha vejez por delante.

Nota.-

Aquí en el pueblo he oído varias veces llamar “Averroes” en plan de broma, despreciativamente, a gente que se considera rarilla. (Lo que hace la ignorancia, ya que Averroes fue un famoso astrónomo, médico, filósofo, etc. en la Córdoba andalusí)

Y también algunas veces llaman “Pinfloi” (Pink Floyd) al que es moderno y un poco colgadillo.

Babelain Single.- Dame/¿Por qué te fuiste?

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Para bajar:

http://www.megaupload.com/?d=UQ4WFTZF

Lisi Prada, en su blog “Diario Éxtimo” recordaba un poema de Carlos Edmundo de Ory, recientemente fallecido:

Dame algo más que silencio o dulzura
Algo que tengas y no sepas
No quiero regalos exquisitos
Dame una piedra

No te quedes quieto mirándome
como si quisieras decirme
que hay demasiadas cosas mudas
debajo de lo que se dice

Dame algo lento y delgado
como un cuchillo por la espalda
Y si no tienes nada que darme
¡dame todo lo que te falta!

Yo le contesté con otro poema:

Ahora no puedo darte la piedra
Estoy encima de una escalera
Podando un árbol con una sierra
Al ritmo cálido de un Calypso

Luego te enviaré todo lo que me falta
En un avión de papel

Y esa letra la he utilizado para una canción:

Cara A.- "Dame"

Letra.- Carlos Edmundo de Ory/Babelain. Música.- Babelain

Dame

Así quedó la letra:

Dame

Dame algo más que silencio o dulzura
Algo que tengas y no sepas
No quiero regalos exquisitos
Dame (aunque sea solo) una piedra

No te quedes quieto mirándome
como si quisieras decirme
que hay demasiadas cosas mudas
debajo de lo que se dice

Dame algo lento y delgado
como un cuchillo por la espalda
Y si no tienes nada que darme
¡dame todo lo que te falta!

No te quedes quieto mirándome
como si quisieras decirme
que hay demasiadas cosas mudas
debajo de lo que se dice

Ahora no puedo darte la piedra
Estoy encima de una escalera
Podando un árbol con una sierra
Al ritmo cálido de un Calypso

Y si no tienes nada que darme

Dame todo lo que te falta

Luego te enviaré todo lo que me falta
En un avión de papel


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Mi grupo español preferido de garage de los 60 son Los Cheyenes. Esta versión “dramática” de su canción “¿Por qué te fuiste?” me la he tenido que reinventar en su parte final. El cantante de Los Cheyenes tiene una vena dramática y una garganta que yo no tengo, así que me he inventado la forma para darle un punto trágico sin romperme la garganta.

Cara B.- "Porqué te fuiste"

Letra y música "Los Cheyenes" (Arreglo.- Babelain)

Oír hasta el final (hay una pausa)

¿Por qué te fuiste?

El Pino del Jardín.

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EL PINO DEL JARDÍN

Espejismo con médula de elefante

Gigante de cabello electrizado

Ventana a los mundos más remotos

Refugio de náufragos insignes

Semáforo de almas y fantasmas

Testigo de nocturnas barbacoas

Puntual siempre a la hora del té

Estrella de nuestro jardín-galaxia

Cobijo de cigarras apátridas

Antena de melodías silvestres

Mirador de atardeceres imposibles

Remanso de paz entre batallas

Mástil orgulloso de nuestro oasis

Con su canto de sirena irresistible

Atrapa a ingenuos y gallardos

Y nos ofrece sus ramas como abrazo


El Inquilino. Relato

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EL INQUILINO

El Pintor arrojó los pinceles a la chimenea. No había nada que plasmar. El lienzo quedaba “transparente”. La luz traspasaba las ventanas sin quedar atrapada. Los pinceles gemían en la hoguera. El café humeante quedó en la mesa. Una tímida sonrisa apareció en su rostro. Lentamente se calzó las botas, recogió su raido abrigo y se fue. Nunca más volvió.

El Nuevo Inquilino, sentado en un sillón removía la telilla de moho que se había formado sobre el café. Hacía mucho frio. Nerviosamente abrió su baúl, sacó los cuadros y los distribuyó por el cuarto.

El Cuadro 1 reproducía una escena tierna, un vagabundo con un parecido asombroso al Pintor, compartiendo su mendrugo de pan con un perro callejero. La sonrisa del vagabundo es casi inhumana; el perro esconde el rabo entre las piernas; al fondo un coche escupe un humo infernal; la calle es completamente gris y el humo deja ver poco más que una farola donde una prostituta observa desinteresadamente la escena.

En el Cuadro 2, el vagabundo se ha transformado en un escritor bohemio. Está entrando en su casa; el suelo de la calle está cuajado de hojas que se arremolinan con el viento. Vuelve de un paseo, la boina en la mano. Por la pequeña rendija de la puerta se vislumbra un jarrón sin flores encima de la mesa y al lado, una máquina de escribir. En la calle, al fondo, a la izquierda, un coche escupe un humo infernal que casi oculta a una niña con abrigo y bufanda, llevando una olla humeante de comida.

En el Cuadro 3, se ve al vagabundo convertido en el Pintor en el momento de abandonar su casa para siempre. Se ve de perfil, con una media sonrisa en los labios. Está traspasando el umbral de la puerta; a través del lienzo “transparente” se ve la hoguera donde arden los pinceles y la mitad de la mesa donde reposa el café.

En el Cuadro 4, que es un espejo, se ve al Nuevo Inquilino, removiendo el café y a los cuatro cuadros colgados de las paredes, desafiando a las leyes de la perspectiva. El cuarto cuadro dentro del Cuadro 4, es un espejo que sigue reflejando fielmente la situación.

Las llamas de tu olvido

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LAS LLAMAS DE TU OLVIDO

(Tomado del título de un tema de “El Olvido”, disco de Javier Espinosa)

(A Javier Espinosa -1953-2000- Poeta, músico, editor, grabador, dibujante y amigo)


Ese sonido desprendido

De las llagas de tú alma

A veces hiere al Silencio

Rompiendo todos los cántaros

En un radio de mil mundos

También, a ratos, se serena

Inundando de inocencia

A todos los Mares Muertos

Que resucitan de súbito

Causando gran desconcierto

Ese sonido arrancado

A los gritos de los pájaros

A las risas de los viejos

A las sombras de las lunas

Se desliza como un Pez

Atraviesa el corazón

Lo atraviesa sin herirlo

Te suplica y te amenaza

Y yo lo escucho muy atento

Mirando distraídamente a un árbol


Azul Violeta

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Azul violeta

La sangre que tus ramas van dejando

Delata con su rastro tu misterio

El nervio que nos une en el océano

Se agita cuando ahogas un suspiro

No se quien más podría entenderlo

Que no fuera yo y mi circunstancia

O tú cuando a veces le preguntas

¿espejito, quien es ahora la más bella?

Y el espejo te responde sin dudarlo

¡La que la luna baña con su luz azul violeta!

Nota.- El Azul Violeta es uno de los colores más profundos que se pueden conseguir, representa: sabiduría, creatividad, independencia, dignidad, serenidad, cambio y transmutación.

El Pasado. Relato

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EL PASADO

El portal no tenía ninguna inscripción, solo figuraba un solitario “Nº 3” en el quicio. Era una casa antigua de una sola planta en una calle estrecha de una modesta ciudad de provincias, en el interior.

Había leído el siguiente anuncio en el periódico el día anterior y quise averiguar por mi mismo si era cierto lo que anunciaba:

Miss Smarty

Adivino su pasado

Atiendo personalmente, sin gabinete.

C/……..nº 3

XXXXXXXX

Hacía un mes que había tenido un accidente de moto y había olvidado todo lo vivido antes de aquel momento. Mi mujer me ayudaba en todo lo que podía con una paciencia infinita. Solo había un problema, no sabía que es lo que ella desconocía de mí. ¿Qué secretos tendría yo guardados en mi desmemoria? Tenía un presentimiento extraño.

Llamé a la puerta y se abrió con un juego de cuerdas y poleas accionadas a distancia. Entré en una pequeña sala que supuse era de recepción; al fondo había una puerta semicerrada; enseguida sonó una voz grave de mujer:

-Pase, por favor-

Entré en la habitación, iluminada solo con velas y con la luz que salía de un gran acuario donde el agua era de color azul oscuro, habitado por varias estrellas de mar que titilaban alrededor de un gran Pez Luna que parecía tener luz propia.

Detrás de una mesa de camilla se sentaba una mujer aún joven con unos ojos profundos y negros que taladraban con su mirada, aunque tenían algo que infundía confianza.

-No hable, siéntese y relájese-

-¡Pero..!

-Por favor, hágame caso, se a lo que ha venido. Vd. no recuerda su pasado pero tiene miedo de tener secretos escondidos que no quiere que sean revelados por algún motivo-

-¡¡¡¡¡Si…es cierto…!!!!

-Por favor, permanezca en silencio, es absolutamente necesario. Nadie debe conocer uno de esos secretos, le compromete a Vd. con todos los que le rodean, le han rodeado o le rodearan en el futuro. Debe Vd. seguir olvidando su secreto y confiar en lo que le vayan recordando su mujer y sus amigos, sin intentar profundizar más.-

-Pero yo he venido aquí a saber qué es lo que oculto-

-Lo que Vd. oculta solo lo se yo, ahora que lo he “visto” y “sentido” y así deberá permanecer, a no ser que esté dispuesto a romper toda la baraja y cambiar el “pasado que todo el mundo conoce” y “el futuro que Vd. y su familia desea”.-

No supe que decirle, pagué la consulta y salí de allí con una terrible ansiedad y con una sensación de haber hecho el imbécil.

Extrañamente me fui serenando en el viaje de vuelta a casa y cuando llegué junto a mi mujer me di cuenta que lo que me dijo la “vidente” era lo que iba buscando inconscientemente. Mi mujer me dijo que tenía cara de haber visto un fantasma. Salí por la tangente, le propuse dar un paseo y nos fuimos a la calle, como cualquier tarde.

Mi Sombra. Relato Light.

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MI SOMBRA

Lo reconozco, aquello estaba alcanzando visos de paranoia, aunque afortunadamente ya pasó. Empezó casi como una broma, pero mi Sombra tomaba una importancia cada vez más pronunciada en mi vida diaria.

Al levantarme por las mañanas, aparecía ella desde debajo de la cama y ya no se quería separar de mi en todo el día.

En el trabajo, la sombra de mis dedos, a veces intentaban pulsar unas teclas del ordenador que no eran las que yo pretendía; tenía que esforzarme para llevarlos al sitio correcto.

Cuando entraba en el bar para desayunar, en alguna ocasión, mi Sombra ha tratado de sentarse en una silla que no era la que yo tenía previsto sentarme porque daba demasiado el sol o porque no veía desde allí a una mujer “interesante” que tomaba café con croissant. Y he tenido que forcejear con ella inconscientemente.

A la hora de la siesta tenía una tregua reparadora, pero bastaba con poner un pie en el suelo para tenerla de nuevo pegada como una lapa feliz y contenta.

Se relajaba un poco a la hora del té (le debía gustar el té verde con hierbabuena) mientras veíamos como la luz de la tarde cambiaba la fisonomía de las montañas que tenemos enfrente de casa. Pero cuando empezaba cualquier actividad, ya luchaba por llevarme a su terreno.

Una vez, en pleno invierno, fui a la playa y me bañé en el mar helado, con la intención de dejarla en la orilla y librarme de ella. Mi sombra era muy lista y esperó al borde del mar, sabiendo que soy muy friolero y que saldría pronto. Efectivamente, enseguida saboreó su triunfo la muy desgraciada.

Intenté despistarla un sinfín de veces: en las puertas giratorias de un banco, en un laberinto de espejos de una feria de pueblo, en un eclipse de sol y en otro de luna…todo fue inútil, ella estaba siempre agazapada junto a mí. Solo me libraba de ella de noche en la cama y a la hora de la siesta.

Una tarde de primavera ocurrió algo inesperado. Paseábamos (mi Sombra y yo, quién si no) por una callejuela de un pueblo de la costa mediterránea cuando vi a una mujer negra de cuerpo espectacular con una sombra “contundente”. La seguí un rato a unos pasos, para no llamar su atención, embelesado con ese cuerpo cimbreante.

La mujer se paró de pronto para ver un escaparate de una tiende de artesanía y yo, por disimular, seguí andando como el que no quiere la cosa (soy un tipo muy digno, aparentemente). Al rato, me volví para ver si seguía allí y descubrí que ¡mi Sombra había desaparecido! Esperé sentado en un banco, un poco “asombrado” por el acontecimiento, a que pasara la mujer seguida de su sombra “contundente” que a su vez eran seguidas por ¡mi Sombra! Qué ilusa mi Sombra, se había enamorado perdidamente de la sombra de la mujer negra y allá iba ella como un perro siguiendo a una perra en celo.

Respiré profundamente, me reí un rato a carcajada limpia y me fui a casa a celebrarlo con mi mujer y un par de perros callejeros que recogí por el camino debido a la euforia. Cuando terminamos el champagne, mi mujer despidió a los perros y nos fuimos a dormir. Que bonita es la primavera, ¿no os parece?

EL DESTINO

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EL DESTINO

El que borra el camino

O las ruinas de la nada

El agujero en el agua

O el bostezo del gusano

Cuando muere la luna

En su ataúd de espantapájaro

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La primavera en la nieve

O los huesos fríos del alma

El recuerdo sin sonrisa

0 la moneda cae de canto

Cuando se asombra la flor

Y los árboles se tumban

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El tren que olvida el destino

O el hombre que mira al pez

La nube que toca tierra

O un niño jugando al sol

Cuando ya nada importa

Y el principio es el final

Soledad

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SOLEDAD

¿Dónde estabas cuando me secuestró mi sombra?

¿Qué hacías cuando quebró la noche?

¿A quién cubrías cuando arreciaba el viento?

¡Siempre he estado contigo

Aunque siempre me ignoraste!

¿Dónde estabas cuando me hería la luna?

¿Qué hacías cuando sonó el Gong?

¿Con quién hablabas cuando me acerqué a la fuente?

¡Siempre he estado contigo

Aunque siempre me ignoraste!

¿Dónde estabas el día que empezó todo?

¿Qué hacías cuando callaron los pájaros?

¿Dónde estabas tú, bendita soledad?

¡Siempre he estado contigo

Aunque siempre me ignoraste!


La Habitación. Relato

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LA HABITACIÓN

Os voy a contar, al oído, un episodio que me ocurrió el otro día y no quiero que se divulgue; no se lo digáis a nadie, me tomarían por loco.

Había decidido perderme unos días en una ciudad desconocida; el año había sido duro de pelar en todos los aspectos imaginables y necesitaba unas vacaciones de “todo”, incluso de mí mismo.

Elegí una ciudad del norte de Europa (por llevarme la contraria). Llegado a mi destino, cogí un taxi y le pedí al taxista que me llevara a un hotel en un sitio tranquilo y agradable. Llegué al hotel y me puse cómodo. La habitación era muy grande, con cuarto de baño y un balcón a la calle. Extrañamente tenía dos puertas, una junto a la otra. Decidí empezar la jornada con una buena ducha cuando sin previo aviso entran apresuradamente, dando un empujón a una de las puerta, dos adolescentes austríacas muy pálidas, vestidas con trajes medievales medio desgarrados. Con gestos aterrorizados (mi austríaco-alemán es muy limitado) me preguntan si pueden refugiarse un momento en la habitación. Como me pilló de sorpresa y las vi tan indefensas, les dije que se quedaran un rato. Ellas, asustadas, se metieron en una cama que había en un extremo de la habitación. Me dispuse a entrar en el baño para darme una ducha, cogí la cartera por si las moscas y me encerré en el baño.

Al salir me encontré con la habitación llena de gente de distinto pelaje: una familia de gitanos húngaros estaba sentada a la mesa, con todos los preparativos propios para realizar la matanza del cerdo, ollas, cuchillos, condimentos, vino…y en una esquina, el cerdo, atado, chillaba con todas sus fuerzas imaginando su destino; un grupo de Cheerleaders de un equipo local de baloncesto, dormían en mi cama, roncando, ajenas al ajetreo que reinaba en el entorno. Tres cachorros de perros callejeros jugaban en una esquina mordisqueando mis zapatos y persiguiéndose el rabo unos a otros; las adolescentes, tapadas hasta el cuello miraban la escena aún más asustadas que cuando llegaron, y yo con el pelo empapado, observaba, sin dar crédito, todo lo que sucedía a mi alrededor. Monté en cólera y rompí la botella de vino de los gitanos contra el suelo; me puse a dar voces diciendo que saliera todo el mundo de la habitación, pero nadie me hacía el menor caso, es más, me ignoraban completamente; solo las adolescentes parecían darse cuenta de aquel caos y de mi reacción rayando en la locura.

En ese momento entró volando por el balcón un loro parlanchín, se posó en la lámpara y se puso a recitar con voz chillona el poema de Jean Cocteau “Pieza de Circunstancia”:

Graba tu nombre en un árbol
que se extienda hasta el nadir.
El árbol es mejor que el mármol.
pues en él los nombres crecen
.

Comprobé las dos puertas, ¡estaban cerradas con llave! En ese momento entró por una de ellas, sin ninguna dificultad, un operario del hotel con una escalera de mano, cantando “Concentration moon” de Frank Zappa, con una voz de falsete increíblemente aguda:

Concentraaaaaaaaaaaaaation Mooooon
Over the camp in the valleyyyyyyyyy
Concentraaaaaaaaaaaation Moooooon
Wish I was back in the alleyyyyyyyyyyyyy

Por lo visto, para entrar no había problemas; salir era otro cantar; abrí una de las puertas con mi llave, bajé a recepción y les dije lo que estaba pasando en mi habitación, se encogieron de hombros y me miraron con cara de no creerse nada de lo que les estaba diciendo, tomándome por un turista chiflado, un borracho, un lunático o las tres cosas a la vez; pedí el libro de reclamaciones con la intención de escribir lo ocurrido, pero desistí ante la cantidad de atrocidades que tenía que describir (con lo mal que me expreso escribiendo) y tiré el libro por una ventana a la calle con rabia. Subí a la habitación y ¡me la encontré impecable!, como cuando entré por primera vez. Todo estaba en su sitio, aunque solo tenía una puerta. Me quedé en silencio unos segundos, hice mi maleta, me puse los zapatos mordisqueados, salí por el balcón y bajé a la calle por la escalera de incendios. Fui al aeropuerto y pedí en una agencia un billete para una ciudad “lo más al sur del mapamundi”. La empleada de la agencia me hizo un guiño de complicidad que yo no comprendí en absoluto, pero tenía los ojos muy bonitos.

Entrevista reversible.

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Para mi es Astrolabio, cualquier cosa pequeña, un enchufe desprendido, un salero cipotal”.

Ramón Gómez de la Serna

ENTREVISTA REVERSIBLE

¿Para qué Hablo? ¿para callarme?...

¿Para qué Respiro? ¿para flotar?...

¿Para qué Camino? ¿para volver?...

¿Para qué Busco? ¿para olvidar?...

¿Para qué Río? ¿para no arder?...

¿Para qué Escribo? ¿para inventarme?...

¿Para qué Miro? ¿para inventarte?...

¿Para qué Lloro? ¿para limpiarme?...

¿Para qué Canto? ¿para abrir la puerta…?...

¿Para qué Callo? ¿para sentirme?...

¿Para qué Sueño? ¿para volar?

¿Para qué Despierto? ¿para perderme?...

¿Para qué Toco? ¿para sentirme?...

¿Para qué Muero? ¿para ser uno…o …nada?

Babelain, 30 de octubre de 2010