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babelain
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Escritos
Contra todo pronóstico
Tumbado boca arriba en la acera
junto a un inmenso edificio, una especie de andamio de hierro, grande
y pesado, con la base pintada de rojo y una X negra cae hacia mí a
gran velocidad desde los últimos pisos. No tengo escapatoria. Voy a
morir en breves segundos. Me invade un terror desconocido y muevo los
brazos en aspas con desesperación. Enseguida, contra todo
pronóstico, acepto que voy a morir inmediatamente. Incluso me digo a
mí mismo algo así como “adiós, mundo cruel”. Me noto una gran
erección. Cuando el fatal desenlace parece que va a tener lugar, en
esa última décima de segundo, mi cuerpo se “desliza”... se
“escurre”... “resbala”... se transporta fuera de esa escena.
No llego a oír el terrible ruido del andamio de hierro al impactar
sobre la acera.
Sigo tumbado boca arriba, pero
ahora me encuentro en la gran Sala de Llegadas del Aeropuerto de
Málaga. Es de noche. La sala está completamente vacía. La marea
sube lentamente. El mar lo inunda todo, con parsimonia. La marea me
lleva hacia la Sala de Salidas mientras floto “haciendo el
muerto”...
Sábado. Temprano en la mañana.
La chirimoya en el frutero. La toqué. Casi estaba en su punto.
Desayunando oigo el sonido del oboe. Era algo de Bach. El plan de la
mañana consistía en subir por un nuevo sendero que bordea La
Cueva. El sol y la brisa cumplían su cometido. Equilibrio. A pesar
de todo, algún escalofrío. Escalofrío equilibrado allí arriba.
Bajamos entre pinos y volvemos a casa.
Documental: En un pueblecito de
la provincia de Hainan (China), cuando la cámara se acerca de frente
a una pareja de centenarios, ella busca la mano de su marido y la
encuentra, sin dejar de mirar fijamente a la cámara. Estaban al otro
lado del mundo. La cámara es la frontera. Nosotros, a este lado,
comiendo una ensalada malagueña con huevo duro, aceitunas negras,
patata y tomate.
A veces cuesta atravesar el
túnel de la tarde. Leí no se donde que nada nos pertenece. Lo cual
no deja de ser un alivio. ¿Habrá que pagar un precio por eso? Se
fue yendo la luz sin apenas darnos cuenta. De pronto llegó la hora
de robar algunas flores y morder la espuma en la orilla de la noche.
Ya mañana, si acaso, nos comeremos la chirimoya.
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SAFARI NOVIEMBRE 20616
(La mochila que llevaba a la espalda era del C.D. Málaga)
6º Single para el Gran Reserva IV. Ya solo quedan dos más. Pero
no os preocupéis mucho, que os seguiré dando la lata con una
selección de Instrumentales. Os haré sufrir un poco más.
1.- Poetas
Poetas
(Letra y música.- Babelain)
El poeta
del desierto
Duerme
con un ojo abierto
(no se
pierde ni una estrella, ni un rayo, ni una centella)
El poeta
clandestino
Planta en
su jardín un pino
(es para
disimular y así embellece el solar)
El poeta
rompedor
Nunca usa
el ascensor
(vive
siempre en planta baja y escribe en el comedor)
El poeta
decadente
Se jacta
de ser decente
(se toma
la decadencia con la máxima decencia)
Como
dice André Bretón:
Que es
un poeta muy suyo:
“Confiad
en la naturaleza inagotable del murmullo”
El poeta
del fracaso
Bebe el
coñac en vaso
(la copa
ya no le sirve y solo escribe en verso libre)
El poeta
del amor
Bebe
whisky con sifón
(escribe
versos muy dulces envueltos con algodón)
El poeta
de lo oscuro
Escribe
fumando un puro
(y
escucha música a solas con aroma de amapolas)
El poeta
del abismo
Se
ejercita en el ciclismo
(así se
olvida de todo, incluso de algún rey godo)
Como
dice André Bretón:
Que es
un poeta muy suyo:
“Confiad
en la naturaleza inagotable del murmullo”
El poeta
de salón
Siempre
está dando el tostón
(con su
camisa de seda e impecable pantalón)
El poeta
de la elipsis
Le teme
al Apocalipsis
(sufre de
alergia al trigo y siempre escribe con abrigo)
El poeta
de poetas
Se las da
de ser esteta
(tiene
que ser un portento, si no, que muerda una seta)
El poeta
de las niñas
Se
merienda varias piñas
(mientras
las niñas se enfadan si no se aparece un hada)
Como
dice André Bretón:
Que es
un poeta muy suyo:
“Confiad
en la naturaleza inagotable del murmullo”
De sopetón, a la hora de la
siesta, llega la lluvia. Cae con fuerza, quitando protagonismo al
silencio, que se creía muy importante. Subo la persiana de la
ventana y desde la cama observo cómo un pájaro empapado cruza el
espacio entre olivo y olivo. No me apetece levantarme todavía; así
que escribo tumbado, en mi libreta, la que siempre dejo en la
mesilla para apuntalar los sueños antes de que se evaporen. Como
aquél sueño en el que parece ser que tuve una extraña asociación
con un gato de Angora, que se movía con una parsimonia desesperante (no podía despegarme de él, ¡¡¡yo era su sombra!!!), pero que al
no tomar nota al despertar, se me olvidaron los detalles para
siempre. O aquel otro donde podía oír un Aria de Don Giovanni de
Mozart en el fondo del mar, en la absoluta oscuridad. Yo buscaba con
la mano, a ciegas, el interruptor de la luz, pero solo tocaba
cuerpos viscosos de peces abisales. No recuerdo nada más.
Creo que ahora estoy despierto, y de sopetón también, me viene a la memoria una frase de Bukowski: “Mi ambición está limitada por mi pereza”. Y a pesar de todo, o quizá por eso mismo, termino levantándome.
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Luna llena de noviembre desde el jardín
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Safari fotográfico en un pueblo de la Costa Granadina.
¿Y a dónde ir, fuera, decidme, cuando no llevas contigo la suma suficiente de delirio? Con esta frase de “Viaje al fin de la noche” del controvertido escritor L. F. Cèline, comenzamos este blog, pues eso, con una suma suficiente de delirio (espero que sea suficiente). Intentaremos publicar por aquí: Música, escritos, fotos, videos y lo que surja bajo el nombre de Babelain y colaboradores. Como siempre (ingenuo de mí) se esperan comentarios.