Cabalgando hacia el delirio.
Música y fotos: BabElAin
Paisaje hipotético: Instrumental que sirve de banda sonora para la entrega XVI de Flora y Fauna. Aquí aparece (sobre el minuto 1:02) el que corta el bacalao; o al menos eso es lo que él se cree.
( Ilustración: Mavi)
Sábado 17
Un simulacro con hombres sin huesos baja hacia el océano donde los elefantes van a morir. Nadie dice ni pío. Alguien sin sexo está modelando estatuas de sal en posturas ridículas. Algunas cobran vida espontáneamente y van blasfemando prodigios con todo el descaro del mundo. Los hombres sin huesos se dan un respiro y dejan de pensar en sus viudas, esas que quedaron en suspenso entre las azoteas sin barandilla, oteando el horizonte, incrédulas ante las tragedias cotidianas que salían a relucir en las tertulias. Aún queda algún elefante vivo en la orilla, pero ya sin esperanza alguna de encontrar una salida sin muerte. Hoy ha sido un día rarillo.
Domingo 18
Anoche soñé que un poeta sabio estaba escribiendo a la luz de una bujía; y a los insectos de la oscuridad, polillas, libélulas..., atraídos por el calor y la luz, se les quemaban las alas. El poeta sabio apagó la candela y siguió escribiendo en la oscuridad. Cuando desperté, bajé a la medina a comprar el periódico donde decían que habían construido un muro, y los elefantes, sin poder llegar hasta el mar, morían cabeceando contra el muro; los hombres sin hueso, siendo como son, no me han molestado. Luego encontré en la plaza a Mohamed y me dijo que había que tener en cuenta dónde estábamos. No se portó mal el día; la cosa va cambiando, ah, y dejó de llover.
Lunes 19
Esta tarde, después de la siesta bajé al centro a tomar un café. No encontré a nadie conocido, así que me relajé y me puse a pensar en las batuecas. Miraba por la ventana del cafetín distraídamente y me di cuenta de que no encajaban las piezas del puzle. A veces me pasa. Entonces, sin venir a cuento, oigo en mi cabeza música de violines rumanos mezclada con llantos de bebés. Enseguida, para compensar, pedí un vino blanco y unas aceitunas. Las piezas seguían sin encajar. ¿Quién coño son esos hombres sin hueso? ¿De qué van? Si sueño de nuevo con el sabio, ya esté escribiendo a la luz de una vela o a oscuras, le preguntaré por ellos. Puede que sepa algo del asunto. Mañana será otro día.
Martes 20
Esta mañana después de tomar mi kefir, me puse a elaborar una nueva urdimbre para mi telar; quería tejer un firmamento de sueños. A las dos horas ya estaba cansado y me fui a dar una vuelta. Hacia un sol espléndido. Primero estuve ejerciendo un rato de miraobras; luego di una vuelta por los hangares, ya que sabía que allí solían reunirse los hombres sin hueso, pero no había nadie. El guarda me dijo que los días de sol se ponen excesivamente blandos y no solían salir. Le pregunté al guarda que de qué cojeaban, y me contestó que no solían cojear. Es una manera de hablar, le dije. Pues son hombres sin alma muy vanidosos, me contestó, y no pude sacarle mucho más. La tarde fue muy tranquila; solo vino el electricista para arreglar una avería y casi pisa mi tortuga, mientras los niños gritaban en el callejón. La noche, como siempre: música sacra, las tres pipas de kif, el ángel de la guarda y un muecín desentonado.
Miércoles 21
Hoy no ha ocurrido nada digno de contar. Bueno, sí, encendí la chimenea, me preparé un té y escribí un poema:
En el ombligo de una estrella
En el ombligo de una estrella
allí donde los árboles no tienen hojas
y el viento confunde la luz
naufragan todos los perturbados
y el fuego fatuo se difumina
En la oreja de un camello
donde los caminos que se bifurcan
y los baobab encuentran su destino
no hay caricia ni pañuelo
Soledad, ¿por quién preguntas?
Ya todo está marchito
y renacen en la sístole
el augurio preñado
y los falsos deseos
Jueves 22
Era noche cerrada. En la terraza me puse a observar las estrellas y no pude distinguir a ninguna con ombligo. Desde allí no veía ningún camello para ver si en su oreja se bifurcaban los caminos. Me empecé a poner un poco nervioso; hacía fresco. De pronto me vino a la cabeza un verso de César Vallejo que lleva ya algunos años conviviendo conmigo: «El tiempo tiene un miedo ciempiés a los relojes». Me relajé y entré en la casa; ordeñé a la vaca y a la cabra y me fumé un puro. ¡Qué tiempos! «Vendrá la muerte y tendrá tus ojos», que decía Pavese. Luego me fui a dormir.
Insomnio
Las manos vacías de ojos
o con alguna hoja caída en otoño
Ilustraciones: Mavi
Texto: Babelain
Fue repentino
… Aún me vienen algunas ideas, como a un pollo al que le han cortado la cabeza y sigue corriendo sin control, pues algo parecido a eso; pero en realidad he muerto hace un rato. Fue repentino; nadie lo esperaba. Como decía Cioran: «No haber nacido, de solo pensarlo, ¡qué felicidad, qué libertad, qué espacio!». Yo sí he nacido, y ahora siento lo mismo que él decía de no nacer, solo que al morir. No se está nada mal, se va disgregando todo, hasta el vacío, los sueños, las sombras... Aquí ya no cuentan ni la lluvia ni los amaneceres ni el arte ni la risa ni el suspiro ni la noche ni el tiempo... Las ideas se deshilachan y se confunden entre ellas. La luz... la luz... esas voces... ¿recuerdos...? ¿para qué...? A lo lejos... nada... Qué felicidad... qué libertad... qué espacio...
Y al tercer día... resucité... A lo hecho, pecho... A perro flaco, todo son pulgas... Cada loco con su tema... Si te he visto, no me acuerdo... El poeta nace, no se hace... Para muestra, un botón... Hoy por ti, mañana por mi... Caras vemos, corazones no sabemos... A las diez en la la cama estés, y mejor antes que después... La voz del culo no tiene remedio ni disimulo... Cada día que amanece, el número de tontos crece... No renuncies a tu sueño, sigue durmiendo... ????????? ¿Y esta angustia...? Espasmos ultramodernos esquizoides... Visiones panorámicas nerviosas... Incalculables beodos de todos los rincones del planeta se dejan bigote... y luego se lo afeitan en una fiesta sibilina... sus novias los abandonan en tropel, y después todos se apelmazan y se queman en la hoguera... al poco rato los beodos y sus novias, ahumados, hacen las paces y cambian de pareja... olvidan las afrentas... todos salen ganando incomprensiblemente... deambulan sin ton ni son por tierras pantanosas... ??????? Disculpadme... ¿será todo un simulacro...? estoy un poco confuso... nunca antes había estado muerto... que yo recuerde... y de lo de resucitar, ni te cuento, claro.
Nuevo instrumental: El guionista del eco, que sirve de B.S.O. para una nueva entrega de Flora y Fauna.
CD con las grabaciones de 2022. De nuevo cuento con mi amigo Rick (https://eltugurioderick.blogspot.com/) para la presentación del disco. Os prometo que no lo he sobornado para que escriba algo tan... tan... Comprobadlo vosotros mismos. Ya le he dicho que se ha pasao cuatro pueblos, pero no voy a quejarme por eso, faltaría más.
Babelain - Abismo espeso
Sí señor, Bab es otro de esos personajes fieles a unas costumbres: cada año nos regala un ramillete de piezas musicales de su cosecha, y aquí tenemos el correspondiente a 2022. Por si entre los lectores hay algún recién llegado a este blog, diré que su titular es un músico por verdadera afición, aparte de que haya tenido otros trabajos, y que domina una gran variedad de instrumentos, tanto los de cuerda como los teclados, los de viento o las percusiones. También escribe, tanto en verso como en prosa, lo cual le permite ser el letrista de sus propias canciones. O sea, que él mismo lo hace todo. Hace falta ser muy versátil para eso.
En cuanto a su obra musical, la mejor prueba de esa versatilidad es que, a diferencia de otros que se centran en un estilo y no salen de ahí, él ha ido buscando una evolución que se confirma en este nuevo grupo de piezas. Cuando escuché sus primeras canciones, hace ya unos cuantos años, se le notaba la influencia del espíritu americano y trabajaba mucho el rock cercano al country, entre acústico y eléctrico. Pero también hacía piezas de medio tiempo con estructuras y arreglos de tono psicodélico, que se notaban sobre todo en el tratamiento de las guitarras, con varios pedales distintos (precisamente las cuerdas eran, o son, su especialidad). Por otra parte, incluso en las baladas más “sentidas” -por decirlo así- se nota en las letras que Bab tiene mucha coña: es medio “gallego”, aunque él se defina como africano.
Centrándonos en las músicas: aquí hay muestras de sus tendencias tradicionales, pero sobre todo del camino que ha emprendido desde hace uno o dos años. La apertura con la pieza que da título a esta selección representa muy bien su estilo de siempre, en medio tiempo y con la estructura “normativa” de grupo estándar, esto es: base rítmica de bajo y batería, guitarras y teclado. Destacan sus arreglos de cuerdas y la originalidad de las percusiones (ahí sí que debemos admitir su vena africana: esa riqueza de sonidos y ritmos no es frecuente ni entre los supuestos profesionales al uso). Y el cierre con “Sinfonía al óleo” puede considerarse como una buena mezcla de los estilos propios de la casa pero ya influida por una nueva perspectiva: en el comentario que le hice cuando la publicó dije que me sonaba a cruce entre la música de club de los años 60 con un cierto aroma funky por momentos, e incluso podía recordar en otros a una banda sonora intemporal.
Y justo el asunto de la banda sonora es el hilo que nos lleva al momento presente. Aparte de su gran inventiva con las percusiones, y aunque tal vez su especialidad sean las cuerdas, de un tiempo a esta parte se está aficionando a investigar las posibilidades de los teclados electrónicos. Ese es un mundo aparte que obliga a cambiar de perspectiva; pero a cada momento que pasa lo veo más a gusto en ese camino, y sus habilidades como músico le ayudan a dominar el “espíritu” de los instrumentos. Y una de las estrategias que le están resultando más útiles para desarrollar ese dominio es precisamente crear “bandas sonoras”, es decir, ambientes musicales que pueden aplicarse para dar protagonismo a sus poesías o a las imágenes fantásticas que crea Mavi: cuando trabajan los dos juntos acaban creando verdaderas performances. Hay unos cuantos ejemplos en esta colección: “El ojo del árbol”, que hace surgir momentos de discoteca electrónica en un tono general de ambientación casi “selvática”, o el vago suspense de “Fauna que no has de beber”, e incluso momentos que podrían recordar a Weather Report, en piezas como “Ella es única”.
En otras piezas en cambio, y aunque las haya utilizado inicialmente como fondo musical, se nota ya una vida propia. Hay varios ejemplos: “A otra cosa, mariposa” es un buen compendio de estilos, y tengo una cierta debilidad por “Ni sueño ni vigila”, en la que el protagonista supuestamente principal es la guitarra pero el envoltorio de teclados le da una fuerte personalidad, marcada además por esa percusión tan moderna y a la vez tan clásica en los locales “intemporales”. Y también “El instinto del instante” o “Reunión insólita” tienen algo de ese espíritu. Hay momentos en los que se funden varios estilos y el resultado es notable, como pasa en “Qué hacemos ahora con los volúmenes dulces”: por momentos me recuerda el espíritu de CAN o Pink Floyd, y así se lo dije. Que por cierto, los alemanes rebuscaban en las percusiones de origen tribal (a diferencia de la mayoría de las bandas progresivas, más cercanas a los ritmos del jazz rock), y también Bab lo hace con frecuencia. El ambiente del rock progresivo de los años 70 también ha dejado rastros en “La cruda realidad”, otra de mis favoritas, en la que hay una gran variedad de cuerdas, además –otra vez- de una percusión que le sienta divinamente. Gusta de vez en cuando recuperar ese tipo de músicas, aunque últimamente parece que no están muy de moda en esta actualidad circundante de indies y motomamis.
Lo dicho: que Bab se está reinventado, y eso siempre es bueno. Un músico, como cualquier otro creador, está vivo mientras investiga, experimenta, cambia, evoluciona. Y esta es una magnífica demostración.
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Este vídeo es solo un pequeño resumen del Cd, con las portadas de los singles.
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