Nubes y Anclas
Las Nubes arrojaron sus Anclas sobre las estatuas ecuestres. Las estatuas que se salvaron huyeron despavoridas. Unas corrieron al bosque, pero cuando quisieron darse cuenta, ya era demasiado tarde, el bosque ardía y el fuego cerraba su círculo sobre ellas. Otras penetraron en el mar, sin pensar que no sabían nadar y se hundieron hasta el fondo. Aún tuvieron tiempo, mientras las iba cubriendo el agua, de ver nubes mecidas suavemente por el viento, terriblemente enojadas y arrojando anclas a diestro y siniestro sobre toda estatua ecuestre que encontraban a su paso.
Se dice por ahí que se esperan más catástrofes semejantes sobre el resto de estatuas. Estatuas de todo pelaje colocadas con tanto primor por tirios y troyanos a lo largo y ancho de este mundo tan singular (y plural a veces, no siempre).
Guardemos esas Anclas de recuerdo durante un tiempo. Luego ya se pensaría en hacer algo de provecho con ellas.
------
Safari fotográfico