El Premio

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EL PREMIO

Armando, tímido recalcitrante, llegó a la ciudad en su antiguo y destartalado Mercedes descapotable pero aún potable. Siguiendo las instrucciones que le habían dado se dirigió a la oficina de Correos y retiró una carta a su nombre. La carta tenía una cuartilla escrita a puño y letra por el productor de la película en la que había participado como coguionista, ayudante de iluminación, chofer de artistas etc.:

“Armando, no te hemos dicho nada de tu misión en esa ciudad porque si te lo hubiéramos dicho no hubieras querido ir. Tu misión es asistir a la gala de entrega de premios y si nuestra película es la ganadora, subir al escenario, recoger el premio y leer la nota de agradecimiento que te he puesto dentro de la carta en un sobre aparte. Por muy tímido que seas, leer unas frases no será tan terrible, ¿no te parece?”

Al tímido Armando se le puso la cara color escarlata y empezó a sudar solo de pensar que la película obtuviera un premio y se viera obligado a subir al inmenso escenario y desde allí, enfrentarse el solo a la multitud. Seguro que se equivocaría, que sudaría por todos los poros de su piel, que tropezaría al subir las escaleras y al bajar también etc.

Leyó la nota de agradecimiento en voz baja, con las manos temblorosas, como si ya estuviera en el escenario:

“Buenas noches, agradezco este premio a…

Fue al Hotel de tercera categoría que le habían reservado, se echó un rato en la cama y fumó un cigarrillo tras otro durante unas tres horas. En ese tiempo no paró de desear fervientemente, como un mantra “que no nos den ningún premio, joder” “que no nos premien, joder” “que…

Se duchó y se vistió casi sin darse cuenta, ensimismado en el pensamiento único del premio y la nota de agradecimiento.

En el teatro, hundido en su butaca, entre una vieja actriz de reparto maquilladísima y un antiguo galán que ahora solo llamaban para hacer papeles de mayordomo, rezaba y rezaba su mantra.

El locutor pronunció la primera frase: “Y la película ganadora es…

La locutora continuó… “Si crees que lo has visto todo, espera y verás” de…

Armando se puso tenso, empezó a transpirar copiosamente pero se levantó como un resorte, su carrera hasta el escenario se convirtió en una especie de maratón de 42 Km. y 125 m. Al fin llegó al pié del escenario, empezó a subir las escaleras, tropezó dos veces en los cinco escalones, besó al locutor, le dio la mano a la locutora, se puso ante el micrófono, se le nubló la vista, buscó la nota de agradecimiento en el bolsillo de la chaqueta… ¡No estaba!...se le cruzaron los cables, empezó a balbucear y a soltar frases, al parecer, inconexas unas detrás de otras durante un rato con los ojos fijos en el fondo del patio de butacas, gesticulando profusamente para darle gravedad y peso a esas frases que no sabían de donde salían. De pronto, bruscamente, se detuvo, pasaron unos segundos y el público, en pié aplaudió a rabiar durante cinco minutos. Armando salió de su “embrujamiento”, saludó, le dio la mano a la locutora y un beso al locutor, bajó las escaleras, se tropezó en el penúltimo escalón y fue a sentarse a su butaca. Allí se percató de que llevaba una estatuilla en la mano. Lentamente empezó a rumiar varias formas de asesinar al productor de la película pero se durmió en la butaca a los pocos minutos como un bendito.


8 comentarios:

babelain dijo...

La ilustración es de Mavi, claro está.

Napi and Lisa Murphy dijo...

Oye Bab, pero, la peli que representaba Armando ¿no era "entre todos la mataron y ella sola se murió"? Porque cuando se den cuenta del error . . .
Muy bueno Bab, y el dibu me ha encantado. Gracias a ambos

Le.chatnoir dijo...

En menudo aprieto pusieron al pobre Armando...! ;)

Besos.

babelain dijo...

Napi, eso hubiera querido Amando, pero no, no era esa la premiada. Gracias a ti.

Chatnoir, a perro flaco... y cuidado con el coñac

Saludossssssssssssssss

Juanjo Mestre dijo...

Está de lujo, mi querido amigo Bab. Cómo es el miedo escénico (es como cuando algún equipo de fútbol visita el Bernabeu, no sé que pasa). Sabes, hace muy poco vi una situación similar, y en mi caso, las veces que he tenido que hablar en público lo he pasado realmente mal, a veces unos segundos o unos breves minutos se pueden convertir en una eternidad. Lo que más me ha molado del texto es esa ovación, muchos aplauden y no han escuchado nada, jejeje. Un abrazo, crack.

babelain dijo...

Johnny, tú lo has dicho, el miedo escénico. Eso de la timidez es relativo, como todo. Los tímidos son muy fuertes también, aunque no lo parezca, en su trabajo, en su entorno, en lo que conocen y se sienten apreciados; fuera de ahí, la cosa cambia, no?
También tiene sus ventajas, nosotros los tímidos ligamos mucho jejeje
Saludosssssssssssss

Napi, ya ves que mis comentarios escuetos anteriores eran por falta de tiempo jejeje, para que no te preocupes.

Saludossssssssssssssssssss

Ficus dijo...

Pobre hombre, que mal rato.
Está bien eso de dar la mano a la presentadora y un beso al presentador, mas que nada por romper con los valores morales establecidos, y creo que los Village people estarían totalmente de acuerdo con esta teoría jejeje...

Un abrazote.

babelain dijo...

Ficus, el pobre hombre rompió con los valores morales establecidos sin "coscarse". Un "héroe revolucionario", sin darse cuenta de la "proeza".
Saludossssssss

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