4º
Instrumental “seleccionado” para el Gran Reserva de
Instrumentales.
Os
cuento un poco la historia (aunque esto ya está publicado en el
2011, ahora lo recupero con motivo de la selección del instrumental
para el Gran Reserva):
Hace
unos años, por motivos que no vienen al caso, visitamos un Centro
Médico. Allí conocimos a una serie de personas con problemas
físicos y psíquicos verdaderamente graves. Algunos lo llevaban con
una dignidad y una aceptación fuera de lo común. Entre ellas, había
una joven en silla de ruedas con una enfermedad degenerativa. Es la
que me inspiró el relato y el vídeo que siguen a continuación.
Las
imágenes del vídeo, tomadas en el patio del Centro, junto con las
del principio y final, tomadas en un paseo campestre, se las envié a
mi amigo Napi y después de un intercambio muy jugoso de e-mails, se
puso manos a la obra para la edición del mismo. Le envié también
un instrumental compuesto y grabado para la ocasión.
La
foto de cabecera está tomada en un pasillo del centro, con muy poca
luz, con disimulo; le puse algún efecto y luego está repintada
convenientemente por Mavi, entre otras cosas para cambiar la cara y
que no se pueda reconocer.
Veremos
que os parece el conjunto: foto/dibujo, relato, video y música.
ESTHER
Era
la hora de la comida, el comedor estaba hasta los topes de pacientes
en silla de ruedas. Algunos podían apañarse solos para comer, con
mucho esfuerzo y artimañas variadas; otros dependían de un
ayudante. La cuidadora que le daba de comer a Esther tenía que haber
dicho algo muy gracioso porque Esther se partía de risa. Una risa
incontenible y casi silenciosa.
Salí
al pasillo y me senté en un sillón. Al terminar de comer, Esther
salió también y al pasar delante de mí en su silla de ruedas, me
saludó con una sonrisa que nunca antes había visto. Una sonrisa
dulce que venía desde un lugar muy hondo, trágico y misterioso.
Luego se paró a mirar por la ventana del patio, las golondrinas iban
y venían en el aire y la expresión de su rostro cambió a una
especie de seriedad sin expresión o quizá con una expresión
desprovista de máscaras, limpia, perdida en un universo que solo
ella conoce. Yo la miraba con disimulo para no entorpecer su
aislamiento y su pureza.
Salí
al patio por una puerta lateral, una brisa muy suave mecía las ramas
de los arbolitos y solo se oían los pájaros y el agua de la fuente.
En el cielo no había ni una nube. No quise hacerme ninguna pregunta.
¿Para qué?
(De un sueño sale un micro relato y
un poema. El poema para otro día, para no causar indigestión)
Paraísos
Era la hora de la cópula de los
insectos metálicos. Se estaban haciendo un lío con sus patas de
alambre. Yo no entendía muy bien el manual de instrucciones, así
que tuvo que bajar de su trono el supervisor y poner orden en el
caos.
Mientras tanto, por los pasillos
en penumbra de la gran mansión, corrían hermosas niñas diabólicas con manojos de llaves de fuego que podían abrir las puertas de
algunos paraísos.
¿Y a dónde ir, fuera, decidme, cuando no llevas contigo la suma suficiente de delirio? Con esta frase de “Viaje al fin de la noche” del controvertido escritor L. F. Cèline, comenzamos este blog, pues eso, con una suma suficiente de delirio (espero que sea suficiente). Intentaremos publicar por aquí: Música, escritos, fotos, videos y lo que surja bajo el nombre de Babelain y colaboradores. Como siempre (ingenuo de mí) se esperan comentarios.