Sasha camina cada día hacia el banco del paseo. Se sienta a esperar a la misma hora pero la cita nunca sucede. Siempre, unos minutos antes de abandonar la espera, siente un temblor, la piel se le enfría, parece más blanca y con algunos reflejos verdes como el musgo.
Una tarde de finales de verano, justo antes de abandonar el banco, sintió el temblor algo más violento, la piel se le estiró, se hizo más suave al tacto pero menos flexible, trató de levantarse pero ya no pudo, se había convertido en una especie de estatua abandonada en un jardín olvidado.
Ahora, a menudo, los turistas se fotografían junto a ella, le rodean el cuerpo con sus brazos y sonríen a la cámara como exhibiendo un trofeo de vacaciones.
Al año siguiente, un día ventoso y lluvioso de otoño, aquel joven de la cita incumplida pasó por delante del banco con el paraguas zarandeado por el viento y vio la estatua sentada en él; recordó el instante del encuentro ingrávido, lo tenía “petrificado” en algún lugar remoto de su memoria. Siente el mismo impulso de aquel día de pedirle fuego pero enseguida recapacita y sigue rápido su camino, llegará tarde también a su última cita.
7 comentarios:
Bonito relato Babelain, siempre consigues sorprenderme. Sasha me recuerda en cierto modo a la Penélope de Serrat, una maravilla como es habitual en ti.
Bienvenido de tus vacaciones, Antonio. Gracias por el comentario y si quieres algo de música tipo Lone Star,como la que has puesto en tu blog, me lo dices. Tengo bastante. Saludossss
Pues para mi que esta Sasha era un poco tonta o no encontro lo que queria. Pero ¿como va a encontrar algo sentada en un banco? Yo, la verdad es que me la hubiera llevado a otro sitio mas intimo....
No se, a lo mejor estoy equivocado, joer, que dilema...
Viking, ¿has leído Sasha I?, la pobre esperaba una cita prometida pero nunca sucedió. Era una ingenua, pero no tonta. Oye, tengo que hablar contigo, te enviaré un mensaje por gmail. Creo que te gustará la idea que se me ha ocurrido. Saludossssssssssssss
Sasha, efigie del abandono, continuó esperando más allá de la realidad. La posibilidad del especial encuentro alimenta su incansable búsqueda.
Sasha representa para cada uno de nosotros, la íntima espera de lo sobrenatural.
Un saludo, Bab, desde la inmensa apatía.
Has elegido una "tía" aburrida; en vez de apa-tía, elige simpa-tía o empa-tía, no, Napi?
Creo que Hipa-tia me hubiera venido bien, pero llegué algunos siglos tarde ¡qué se le va a hacer!
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