SASHA I
Estaba sentada en un banco del paseo marítimo cuando alguien se le acercó para pedirle fuego. No pensaba mirarle a la cara cuando le contestó
–No fumo-
pero lo hizo y sus miradas se atravesaron mucho más allá del pensamiento. Hubo un instante inaprensible, ingrávido, flotaban en el tiempo y el espacio. Él le susurró
-¿Mañana a la misma hora en este banco?-
-Te esperaré-
contestó ella desde el más allá. Y el joven siguió su camino con prisa;
-¿Llegará tarde a alguna cita?-,
se preguntó ella ya a solas.
La tarde siguiente, sentada en el mismo banco, miraba al mar y se llamaba así misma en voz baja…Sasha…Sasha…Sasha; faltaban solo cinco minutos para la hora acordada….
1 comentarios:
Sasha, el mantram de la compasión.
Sasha, encuentro postergado ad infinitum.
Sasha, amor sublimado en una mirada.
Sasha, interminable y constante espera.
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