La amante felina
En cierta ocasión, allá por los años 60, tuve una joven amante marroquí de ascendencia rifeña. De ojos pequeños, brillantes y negros; cabello claro y piel de color y sabor canela. Sus dientes eran blanquísimos y poseía una agilidad asombrosamente felina.
En nuestras ardorosas batallas al caer la tarde, tenía por costumbre mordisquear todo mi cuerpo buscando el límite entre el placer y el dolor. Donde más se recreaba era en un territorio intermedio entre mi pierna derecha y mi cadera. Nunca supe porqué.
Otra de sus “virtudes” era esconderse detrás de algún mueble y tirase a mi cuello riendo y gritando casi salvajemente, dándome un susto de muerte, lo que le producía aún mayor placer. Una tarde, salía yo de la cocina donde estaba preparando una frugal cena y me dirigía al cuarto de baño cuando Jalila quiso saltarme al cuello desde detrás de un armario que se encontraba en el pasillo, justo cuando se me ocurrió bruscamente volver a la cocina para retirar del fuego unas tortitas. Jalila se estrelló contra el suelo rompiéndose todos los dientes en el intento.
A partir de ese fatídico momento, se acabaron sus jugosos mordisqueos, al mismo tiempo que, por temor bien fundado, dejó de sorprenderme con sus espectaculares e imprevisibles saltos a mi cuello. Nuestro amor fue enfriándose sin apenas darnos cuenta. Ahora lo recuerdo todo como un sueño pero aún conservo alguna marca en mi piel de aquellas deliciosas escaramuzas.
Noche del 15 al 16 de febrero de 2010
11 comentarios:
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Solo hablaré del caso en presencia de mis abogados.
¡¡¡Precioso relato, Bab!!!
¡¡¡¡Y Preciosa foto!!!!
¿De entre las sombras de la realidad o de los ensueños de la creatividad? Es lo bueno de los relatos, permite y aconseja la duda, pero . . .
No creo que tú la tuvieras, La Amante Felina Rifeña se tenía sola, seguro, ¡¡¡en cualquiere caso, explícaselo a la "la jefa" [¿lee los posts?]!!!¡¡¡No sé si tendrás que ver a tus abogados o a un confesor, si te queda fe!!!
juajuajuajua!!!
Gracias, Napi. Como mi abogado no está presente, no digo más. Y la foto no en mía, es de un tal Jordi Folck; me gustó para documentar el relato.
Curiosa y bella, a la vez, experiencia con triste final, o no!!!, según se mire.
Complicada de olvidar, obviamente se desprende. Encantadísimo de estar en este blog, cada día me gusta más, me deslumbras, se percibe.
Salutem Bab & Family.
Gracias Janu/Aqua; a mi me encanta verte por aquí, así que le gusto es "nuestro". Me voy a tomar un té calentito con miel, que la tos de este resfriado no me ha dejado dormir la siesta.
Bab, las rifeñas, no todas ellas pero muchas son preciosas, muy inocentes, campechanas y juguetonas, pero las que viven cerca de Ceuta y Melilla, se las saben todas y tiene artes suficientes para embrujarte, hacer de tí un vehículo para salir de su país, casándose contigo para obtener la nacionalidad española con la que si bien se quedan contigo, rara vez, la utilizan para salir a la península y Europa, así que me alegro que esa bonita experiencia tuya se quedara solo en un bonito recuerdo y que lo pudieses disfrutar.
Viking, veo que conoces bien a las rifeñas jejeje, se ve que eres de Melilla. Pero esto hemos quedado que es "solo" un relato. Lo digo al principio, "cualquier parecido....."
Me ha recordado un ¿sueño? que tuve el otro día con una compañera operadora en el que le acaricié el trasero, decía que eso no, pero a medida que continué se iba acaramelando. Es solo un sueño. Bonito relato bab.
¡Caramba! con los sueños Knos. Tienes un mensaje privado en la web. Ya me contarás.
este relato me trae recuerdos de la lectura de moravia alberto pa los amigos , siempre que de erotismo se trata , realidad o ficcion , a veces se confunden , en el mundo onirico todo es , y si fue vivido mejor , siempre se sacan mas conclusiones y disfrutes . no hay nada como una desinhibida gata con ganas de juego , enhorabuena esto se parece mas a andar por casa ,
Muy interesante eso que dices, Frede; coincido contigo en lo de "andar por casa". A mi los blogs siempre me han parecido como casas que han abierto alguna ventana e incluso puertas por donde la gente se asoma e incluso entra; ve, comenta o no, intercambia o no, charla etc. Siempre nos guardamos alguna buhardilla o algún sótano cerrado e inaccesible; no es cuestión de enseñar todas las cartas.
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