París
París, año 1921, Pierre estaba sentado en una terraza del Café du Marché, en el distrito 7; bebía absenta y fumaba plácidamente un gauloises. Ojeaba un periódico para disimular. Su “misión” era observar la vida parisina a diario y beber absenta a tutiplén.
En una mesa cercana, Blaise charlaba animadamente con una mujer sobre fantásticos viajes, agitando su brazo y medio (uno de ellos lo tenía cortado a la altura del codo). Bebían absenta y fumaban gauloises, para variar. La mujer, que vestía estrafalariamente, no paraba de reírle las ocurrencias al dicharachero Blaise.
De pronto Blaise dejó bruscamente de contar anécdotas, adoptó una actitud entre seria y melancólica, sacó un papel del bolsillo y recitó este poema:
En el vientre de mi madre (*)
“En mi primer hogar
Todo era redondo
Muy a menudo me imagino cómo podría
haber estado…
Mis pies sobre tu corazón, mamá
mis rodillas contra tu hígado
Las manos crispadas en el conducto
Que termina en tu vientre
La espalada torcida como espiral
Las orejas completas los ojos vacíos
Todo encogido tenso
La cabeza casi saliendo de tu cuerpo
Mi cráneo en tu orificio
Yo gozoso de tu salud
Del calor de tu sangre
De los abrazos de papá
Muy a menudo un híbrido fuego
Electrizaba mis tinieblas
Un golpe sobre mi cráneo
me ablandaba
Y era lanzado contra tu corazón
Entonces el gran músculo de tu vagina
se contraía duramente
Yo dolorosamente cedía
Y tú me inundabas con tu sangre
Mi frente todavía está abollada
Por los porrazos de mi padre
¿Por qué permitir que eso suceda
y quedar medio estrangulado?
Si hubiera podido abrir la boca
Te habría mordido
Si hubiera podido hablar
Habría dicho:
¡Mierda, no quiero vivir!”
La mujer rompió a llorar desconsoladamente. Pierre llamó al camarero, pagó la cuenta y se fue dando tumbos.
Blaise pidió más absenta, dejó su mirada perdida en un punto de un supuesto horizonte y eructó sonoramente.
Empezaba a hacer fresco.
(*) Poema de Blaise Cendrars
7 comentarios:
Gracias a tu recuerdo de Frédéric-Louis Sauser, descubro algo nuevo que apacigua los sentidos!
un abrazo
Me alegro, Tsi; yo tambien descubro cosas nuevas en tus dos blogs. Intercambio cultural jejeje.
Saludossssssssssss
El poema es... conmovedor y sórdido, me gusta como describe su estancia en el vientre de su madre, la intervención del padre... uf. Un grand esconocido para mi, te agradezco acercar estas maravillas.
Saludos Bab
Chals, Blaise Cendrars es una caja de sorpresas. Vale la pena investigar sobre él.
Saludos
Sencillamente precioso y desgarrador.
Todos lo que pudiese comentar, en este caso sobra.
Un abrazote.
Brutal, o podría decir genial. Es la caña. Estoy por beberme ahora también una absenta y eructar, de lo que bien que me he quedado al leerla. Saludossssss.
Ficus y Johnny, si no conocías a Blais Cendrars, me alegro de que gracias a este poema os intereséis por él. Ya digo que era un tipo para darle de comer aparte.
Saludossssssssssssss
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