Dos gatos negros
De nuevo me encontré
dentro de la gran bola de cristal. Y de nuevo “alguien” agitó la
bola y empezaron a flotar en el ambiente, en vez de copos de nieve,
que sería lo habitual, miles y miles de emoticones de todo pelaje.
Se me ocurrió
construir aviones de papel con un periódico que llevaba debajo del
brazo (por si las moscas, es decir, para apartar las moscas,
estábamos en septiembre)
Me dediqué a
atrapar emoticones para enviar mensajes a los amigos. Los mensajes no
contenían palabras. Los emoticones deberían explicar a la
perfección lo que quería comunicarle a cada uno de ellos. Había
emoticonos para todo lo que se pudiera imaginar.
Tenía cuatro amigos
de los que se pueden llamar amigos (muchos me parecen ahora que los
recuento) y envié cuatro mensajes en sus cuatro aviones de papel.
Los aviones atravesaron el cristal como si fueran fantasmas
atravesando paredes y llegaron a su destino.
No recuerdo cómo ni
cuando salí de la bola de cristal, el caso es que ahora estaba
tumbado boca abajo en una playa. Me había quedado dormido y mi novia
leía un libro muy gordo al lado mío.
Me despertó un roce
en la espalda. Era un avión de papel que un amigo me enviaba con la
respuesta a mi mensaje con emoticonos. Luego fueron cayendo los otros
tres a pequeños intervalos de tiempo.
Los leí con mucho
interés, ellos me contestaban con letras, no con emoticonos.
El primero: “Dos
gatos negros en plena calle”
El segundo: “Uno de los gatos yace en el suelo, probablemente
muerto
El tercero: “El
otro gato está sentado mirando al gato inmóvil”
El cuarto: “El gato
sentado arrastra por el suelo muy despacio el rabo de lado a lado,
parando el tiempo”
Imaginé la escena
gracias a los mensajes leídos por orden de llegada y sentí una
profunda tristeza pero enseguida me invadió una sensación de paz
muy extraña. Una mezcla del sentimiento del gato que observa
impotente la escena, y de conexión con los amigos que contestan a
mis mensajes de forma tan precisa, relatándome coordinadamente lo
que pasaba fuera mientras yo estaba dentro.
10 comentarios:
¿No te da repelús la leyenda que circula en torno a los gatos negros?
Es lo bueno del surealismo, que es muy florido y da para miles de interpretaciones. El cambio de medio, de bola a playa, solo afecta al protagonista: los amigos están fuera, sea donde sea ese "fuera", y esa circunstancia de cambio personal es muy típica en los sueños. En fin, no sé. Pero insisto: el surrealismo es como la psicodelia, artes para niños grandes. Y el dibujo, igual de bueno.
Hola Bab:
Ves como si que eran buenas esas pirulas que te envie el otro día. La faena que me dió chorizarlas del botiquín del frenopatico, pero veo que te han servido para el relato, a Mavi ya veo que no le hacen falta pirulas para los dibujicos.
La Sebi esta haciendo la comida y me dicta:
Que dice que de que color es la pastillica te has comido hoy y que te invita a comer jabali con setas cocinado a la lumbre. (Por lo bajinis ha susurrado: Lo mismo son vejetas estos).
Y que el dibujo maravilloso.
Saludos
Jose y Sebi
Jaja... es que acabo de leer el comentario de la Sebi...
Pues me he sentido involucrada en tu relato... quiero enviarte avión con mensaje sobre los gatos: cuatro y cuatro, mas cuatro por cuatro, veinticuatro.
El dibujo de Mavi, precioso.
Om Shanti Shanti Shanti
Alex, esa superstición siempre ronda por la cabeza. La cosa fue que al salir del trabajo, doblé una esquina y vi la escena del gato vivo, sentado al lado del gato muerto (probablemente atropellado). Luego tiré del hilo y me salío este relato.
Gracias por pasar,
Saludosssssssss
Pues si, Rick, da para muchas interpretaciones y las tuyas siempre son muy jugosas.
Y estoy en ello, eso de volver a la niñez siempre me fascinó. Pero es difícil encontrar esa inocencia después de tantos años de bombardeos externos de todo tipo.
Gracias.
Saludossssssssssssss
Ni a mi me hacen falta pirulas, Jose. El cuelgue es natural jejeje.
Sebi, solo somos vegetarianos a tiempo parcial jejeje. Nos comeríamos ese jabalí con setas con mucho gusto.
Gracias de parte de los dos.
Saudosssssssssss
Pues si, Milena, paz de todos los colores vamos a necesitar en estos tiempos.
He recibido tu avión de papel con el mensaje, pero no tumbado en la playa, sino paseando por el paseo marítimo, que hacía hoy muy buen día.
Gracias.
Saludossssssssss
Con esto pierde cierto sentido la superstición sobre gatos negros, no? O quizás gane todavía más. Genial, Bab, como siempre. Abrazosssss.
Pues no se Johnny, no entiendo mucho de supersticiones, pero tenerlas, las tengo.
Gracias.
Saludossssssssssssss
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