Mandarinas, abismos y flores en el pelo

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Mandarinas, abismos y flores en el pelo

...hace un día tan luminoso que hasta me apetece levantarme. Está bien, me levanto. El agua está fría, el calentador no funciona...me c... en la leche. En fin...hay cosas peores...por ejemplo, este temblor en todo el cuerpo, como si mis miembros tuvieran vida propia, como si fueran a su bola, sin mi permiso. Hay mucha gente por los pasillos pero paso de ellos, bueno, de Magdalena no paso del todo, hoy está bellísima, a sus cincuenta y cinco años, según me dijo ella el otro día en el banco del jardín, cuando los pájaros anunciaban la noche y en mi cabeza no terminaban de fijarse unos pensamientos inquietantes. Revoloteaban como mariposas, pero no lograba atraparlos y ponerlos en orden. Aunque hoy Magdalena no me ha visto, anda con sus pequeños pasos, la mirada perdida y su media sonrisa de siempre, pero da la impresión de que ahora tiene un destino claro, un lugar donde ir, en esta mañana tan...tan...no sé, tan … que no sé, vamos, pero es una mañana fuera de lo normal. O seré yo. Pues no sé, aún no estoy lo suficientemente despierto para hacer distinciones tan complicadas. Iré al comedor a desayunar algo, me siento extrañamente juvenil, ¡qué raro es todo! ¿Porqué ayer estaba tan alicaído y me asustaban hasta los cuadros del comedor? con esos acantilados tan burdamente pintados pero que para mi eran abismos sin final por donde en cualquier momento podría caer. Me atraían de una forma extraña. Hoy me encuentro fuerte, no caeré en esa estupidez de los abismos. Si al menos fueran buenos cuadros. No sé si es mi imaginación o me pareció que Magdalena llevaba una pequeña flor blanca en el pelo ¿No sería un reflejo de las luces del techo? Me suena el estómago, será de hambre. Ayer cené poco, se me ocurrió ver un rato el telediario en la tele del salón y se me cortó el cuerpo. En el comedor quedan aún algunas personas, pero reina un silencio acogedor. Elías me saluda con la mano desde una mesa en la otra punta del comedor. Elías es lo que yo llamo un amigo. Un tipo que no se mete nunca donde no le llaman, nunca jamás, pero siempre está ahí cuando lo necesitas. No hay muchos así por aquí, o al menos yo no los he visto. Me siento con él y me cuenta un sueño que ha tenido esta noche. En el sueño, él trata de comprar fruta en el mercado, pero nadie lo atiende, parece como si fuera invisible. Va de puesto en puesto pidiendo “un kilo de mandarinas, por favor”, pero en ese mundo nadie parece darse cuenta de su presencia, así que al final, armándose de valor, coge una bolsa, la rellena de mandarinas y se va sin pagar. Se come un par de mandarinas y el resto las va repartiendo entre los mendigos que se sientan en el suelo cerca del mercado. Estos si que ven a Elías y a las mandarinas y le dan las gracias respetuosamente por el regalo. Elías se ha levantado esta mañana muy feliz y ahora me cuenta su sueño con cara de niño travieso. En el jardín me ciega el sol por un momento y pienso en el Apocalipsis, no se porqué, yo soy agnóstico de pura cepa. En cosas peores me he entretenido, cuando dejo fluir libremente mi imaginación, algunas de esas interminables tardes de verano, esperando que algún familiar venga a visitarme al manicomio. No estoy seguro de haberme tomado la medicación esta mañana...

16 comentarios:

Napi and Lisa Murphy dijo...

Y, aún así, la vida es bella.

Preciosidad de ilustración y ágil retrato de la subjetiva objetividad del mundo en tromba.

Besucos, pareja; por aquí seguimos "peleaos" con la "tésnica"

Napi and Lisa Murphy dijo...

Bien mirada, la ilustración de la escena de los mendigos es como murillana ¿no?

Milena dijo...

Qué bonita acuarela, me encanta!

Muchos de los que están en los manicomios son más "normales" que los "normales"...

Saludos

Milena dijo...

Yo la veo más goyesca...

Juanjo Mestre dijo...

La verdad Bab es que tienes arte para cambiar de registros. Imagino a Magdalena bellísima.Cuando falta la medicación coge mayor energía un necesario desvarío.

Unknown dijo...

Desde que empezo el relato me daba a mi, de que la narracion terminaba en un psiquiátrico, jajajaj.
Te he dejado un coment en post de 4º aniversario
saludos.

babelain dijo...

Napi, aún así, la vida es bella (aunque tus problemas informáticos te traigan de cabeza)

¿Murillo? El mismo comentario le hice a Mavi sobre la ilustración, solo falta cambiar las mandarinas por melones y uvas jejeje
No le hizo mucha gracia mi comentario (aunque no llegó la sangre al río). Así que ya sabes.

Saludosssssssssssssss

babelain dijo...

Milena, eso de "goyesca" le ha gustado mucho más a Mavi y lo agradece.
Ya es sabido que hay mucha gente fuera de los manicomios que estaría mejor dentro.

Saludosssssssssssssssssss

babelain dijo...

Johnny, cambio mucho de registro, así no me estanco. Imagínate a Magdalena bellísima porque estaba bellísima (según me contó el protagonista del relato en sueños ¿o fue en la realidad? No me acuerdo)

Saludosssssssssss

babelain dijo...

Fito, es que tú siempre has tenido mucho olfato. Voy a ver el comentario en el post del aniversario.

Saludossssssssssssss

Rick dijo...

Está muy bien ese Elías "acuarelado", con un lejano rictus de travesura. O tal vez da esa impresión después de haber leido el texto, no sé. Una sugestión inducida, tal vez.

Porque algo de travesura hay en toda la narración. Cuando se trata de habitantes de un manicomio, parece como si cada gesto de vida, de alegría, de voluntad, lo fuesen también de rebeldía: estamos tan acostumbrados a la imaginación de seres acabados, planos, desconectados de la vida pululando por esas mazmoras del espíritu, que una descripción fresca y esperanzada como esta resulta un soplo de aire fresco. Casi subversivo. Muy bien.

babelain dijo...

Pues si, Rick, travesura, rebeldía, alegría... de todo un poco. Un comentario que es como un mini relato resaltando los matices.

Mavi lo refleja muy bien en la ilustración.

Gracias por el detallado comentario.

Saludossssssssssssssssss

Antoni dijo...

Bonita ilustración, babelain. Respecto al relato, esta vez te has lucido de verdad. No es tarea fácil narrar lo que pasa por la imaginación de un personaje internado en un psiquiátrico, de una forma tan bonita y poética. Me has hecho pasar un buen rato.
El comentario de Rick le ha dado la puntilla. Como siempre excelente.

Un saludote.

babelain dijo...

Antoni, las ilustraciones son de Mavi. Gracias en nombre de los dos. Ya veo que tú también frecuentas "La Taberna de Rick", buena costumbre.

Saludosssssssssssssss

jose kortozirkuito dijo...

Hola amigos:
Parece ser que en este post arrasa la ilustración,la verdad es que es brutal, el texto la verdad es que es una locura... ¿O será que yo tambien he olvidado la medicación?
Un saludo y para Reyes os mando una caja de acuarelas y otra de mandarinas.
Jose

babelain dijo...

Jose, a Mavi (la autora) no le gustó mucho la ilustración cuando la terminó, sin embargo, parece que ha gustado al "personal".
Y sobre el texto, qué te voy a decir, ya lo he dicho todo en el relato. Y tómate la medicación, que luego pasa lo que pasa. Espero el regalito de reyes jejeje

Saludossssssssssssssss

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