Facunda
Durante
un tiempo vivió en mi jardín una tortuga que se llamaba Facunda. Tenía un gran
sentido del humor (o así lo entendía ella) aunque a veces se pasaba de lista y
eso es lo que la perdió. Al final le salió el tiro por la culata.
Una
tarde de otoño, después de un chaparrón, salí al jardín a tomar un té y
respirar un poco de aire fresco. Facunda se había salido de su caparazón y
estaba encima de una piedra simulando
que era un lagarto; me miraba para ver que cara ponía yo. Pero esta vez no me
engañó, yo sabía bien como eran los lagartos porque hacía unos años, dos
lagartos habían tenido su madriguera en mi jardín y los había observado con
detenimiento, incluso les había hecho fotos. Pero ella intentaba confundirme
con esa pose altiva de los lagartos, aunque no podía ocultar su barriguita de
tragona. La miré a los ojos fijamente y le saqué la lengua en señal de burla
para que supiera que no me había engañado con su burda treta. Parece ser que su
orgullo se vio afectado durante unos días porque no le vi más el pelo durante
tiempo.
Facunda
no paraba de intentar burlarse de todo quisqui en el jardín. Imitaba el aullido
del lobo o el ulular de las lechuzas o el silbido de las víboras… para poner en
jaque a ardillas, roedores y todo bicho viviente de los alrededores. Las
“transformaciones” no se le daban bien, pero ella insistía erre que erre. Una
mañana de domingo, le dio por intentar transformarse en “chivo expiatorio”.
Había oído esa expresión en una de las barbacoas que montamos en las noches de
verano en el jardín, pero ella, para su desgracia, solo sabía el significado de
“chivo”, no de “expiatorio”. Con unas ramas retorcidas de olivo se fabricó unos
cuernos y con plumas de pájaros imitó una pelliza y se plantó en medio del
jardín toda orgullosa. Cual fue su sorpresa cuando se vio rodeada por todos los
habitantes del jardín y alrededores que empezaron a echarle la culpa de todos
sus males, descargando toda su furia en la asombrada Facunda. La mantearon
durante un buen rato y cuando se aburrieron, cada mochuelo se fue a su olivo,
dejando maltrecha y pensativa a la pobre tortuga.
Después
de aquella amarga experiencia “expiatoria”, a veces, cuando estoy sentado en el
banco del jardín, Facunda se acerca y me
da un par de cabezazos en los zapatos, me mira de reojo y sigue su camino
rumiando parsimoniosamente alguna hoja de lechuga, como si la prisa no fuera
con ella y limitándose a ejercer
solamente de tortuga.
13 comentarios:
Hoy, dos versiones de la ilustración de Mavi.
Saludossssssssss
¡Qué buenos ratos echarás en tu jardín! Aunque veo que ya a Facunda se le han quitado las ganas de querer ser lo que no es, aunque sea de broma. Nosotros tuvimos una que se llamaba Niágara, pero era más seria...
Abrazos gigantes.
Recuerdos a Mavi... y a Facunda.
Jeje... hacer de chivo expiatorio acabó por espabilar a Facunda...
Genial la fábula y geniales los dibujos noche-día de Mavi.
Un abrazo
¡Vaya tela con la Facunda! ¡Pues mira que hacer de "chivo" y encima "expiarla"! ¿No le bastaba con calentarse al sol, como los lagartos, y dejarse llevar? ¡Si es que hay peña, Bab, que se llega a creer hasta lo más indefendible!
Muy bonita ilustración, Mavi, el Babeliano jardín de la fábula no sería lo mismo sin tus afiches.
Gracias Bab, por ese sentido mágico que le das al acto de verbalizar por escrito.
Un abrazote a ambos.
Pues mira por donde, que yo me siento solidarizao con Facundilla.
Máxime cuando esta semana se está hablando tanto de la variación en el comportamiento de los animales (un elefante que habla en Asia, una ballena que canturrea, etc...).
¿Casualidad que precisamente este relato trate de esto justo ahora, o como diría Jung, inconsciente colectivo?.
Lo dicho, olé por Facunda, y por bab, y por Mavi.
Un abrazote.
José, ya veo que comprendes a la pobre Facunda.
Saludosssssssssss
Paco, ahora llueve mucho por aquí, pero tratamos de disfrutar del jardín cuando escampa. Niágara es un nombre muy serio, una tortuga que se llame así no puede salir tan golfa como una que se llame Facunda jejeje.
En realidad el nombre me lo he inventado. Tuve una tortuga de pequeño que se llamaba "Licaonia". Al final acabó en el jardín del colegio de Los Agustinos donde estudiaba y se dedicó a comer babosas y caracoles.
Le doy recuerdos a Mavi de tu parte.
Saludossssssssssss
Gracias, Milena. Cada uno espabila cuando puede, o cuando le obligan las circunstancias, no?
A Mavi le gusta más el dibujo de "día"
Saludossssssssssss
Pues no, Napi, no sería lo mismo, ni mucho menos.
Ni sin vuestros comentarios, que tanto animan a seguir abriendo la "ventana" del blog.
Saludosssssssssssss
Qué solidario eres, Ficus. Pero es que tenía a todos sus "vecinos" fritos con tanta broma jejeje
Ayer noche vi en T.V. la noticia del elefante que "habla". ¿Casualidades o inconsciente colectivo?
Bueno, los animales hablan desde que yo era pequeñito y veía los dibujos animados donde todos los "bichos" hablaban por los codos.
Saludossssssssssssssssss
Pobre Facunda!
Traigo noticia: estaremos en Videopoesía "por la Tierra" [tu música y mi videopoema 'Un minuto de tregua. Tríptico'] el Viernes 30 de noviembre a las 18h. en la Sala J.L. Borges de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires (Argentina)
Felicidades por la parte que te corresponde!
Fuerte abrazo,
lisi
P.D.: tenemos pendientes otros trabajos conjuntos: espero que les llegue su momento.
Fito, dichosos los ojos que te leen. Es que los "maderos" huelen a "maderos" de lejos.
¿Qué difícil es todo, no?
Y tú dirás ¿A qué viene eso?
pues no lo sé, pero todo es difícil últimamente.
Me alegra verte por aquí. Tengo que visitar tu blog, que has puesto un disco que me encanta.
Saludossssssssss
Lisi, me has pillado respondiendo a los comentarios y he visto el tuyo. Menuda sorpresa, el videopoema ha quedado genial. Me vas a hacer internacional y yo soy muy tímido jejeje Menos mal que no hay que ir a Buenos Aires. Estoy muy bien en casita.
Bromas aparte, enhorabuena, te lo mereces. Ya me contarás como van los trabajitos que tenemos pendientes.
Saludosssssssssssss
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