Gracias a toda la gente que se asoma por esta ventanita y comenta (o no). Seguiremos mientras las ganas sigan estando ahí.
MÚSICA
Single de un solo tema:
"Para qué buscar lejos si lo
exótico está aquí":
PARA QUÉ
BUSCAR LEJOS SI LO EXÓTICO ESTÁ AQUÍ
(Babelain)
Aquí están los
pozos
Y el ojo perdido
La mano que
busca
Las torres y el frío
Noches desérticas
Cuerpos en el jardín
Huesos y párpados
Acróbatas al fin
El perro que lame
La piel del corazón
Globos y chatarras
Y la sinrazón
--
La rutina del
río
El silencio ahogado
El grito que cae
El grito pelado
La esposa perfumada
Por las golondrinas
Atadas las manos
Con cuerdas muy
finas
El padre pisado
Por la luna llena
Sus grandes ojeras
Delatan su pena
El hijo que mira
Al gran caimán
Busca sin descanso
Su talismán.
--
Está la montaña
El bosque y el valle
También hay
mendigos
Pidiendo en la calle
Sin irnos tan lejos
A tiro de piedra
Viejos edificios
Cubiertos de hiedra
Y hasta charlatanes
Que venden ungüentos
De esos tenemos
Más de setecientos
--
Embriagados
Por la primera danza
Acuerdan todos
En buscar venganza
Olvidados
Por la luz del
crepúsculo
No encuentran el
brillo
Todo es ridículo
En el azul de la nieve
Pierden la perspectiva
Se detiene de pronto
La comitiva
Con el pecho desnudo
En la mañana
Van buscando la
estrella
De su nirvana
RELATO
ILUSTRACIÓN
ILUSTRACIÓN
Las Termas
Las Termas Su interés por el Zen
le venía de los años 60, cuando leía a los beat (Gary Snyder,
Ginsberg, Kerouac...), “El Gran Mandala” de Alan Wats o los
ensayos de D.T. Suzuki ...
Luego, a lo largo de los años,
su interés decaía o aparentemente lo olvidaba, y solo se renovaba
cuando caía en sus manos algún artículo o algún librito como “El
Zen en el Tiro con Arco” o cualquier otro.
La vida es muy larga, o muy
corta, según cómo se mire. Siempre hay altibajos de todos los
colores y a veces nos encontramos en situaciones que nunca hubiéramos
imaginado; o hacemos y decimos cosas impensables para nuestra forma
habitual de ser.
Andrew rondaba los sesenta. Se
encontraba relajándose con su última novia en unas Termas de un
pueblecito de la montaña. Estaban de vacaciones en la costa
mediterránea y a su novia le apetecía disfrutar de un tratamiento
en algún balneario cercano. Desde el hotel, reservó por teléfono
una hora en la Termas del balneario de la montaña. En hora y media
se encontraban los dos solos en las Termas; un recinto cerrado dentro
del balneario con sauna, pileta de agua caliente (con luz roja
tiñendo el agua), pileta de agua fría (luz azul), pileta grande de
agua templada con pequeña cascada incluida (luz verde), unas butacas
para relajarse y una fuente de agua medicinal para hidratarse de vez
en cuando.
Solo se oía el rumor del agua.
Lucy y Andrew entraron juntos, para empezar, en la sauna, pero pronto
cada uno cogió su ritmo e iban y venían de un sitio a otro
disfrutando de la soledad, el silencio y la paz del recinto.
Al cabo del tiempo coincidieron
unos minutos en la sauna, pero Andrew aguantaba poco tiempo allí y
al salir hacia la pileta de agua caliente, se despidió de Lucy
cantándole con gorgoritos incluidos (estaba ya muy “suelto”)”
Goodbye my love, goodbye my love”de The Searchers.
Allí dejó a Lucy, que se
había “quedado con la “copla” y se la oía cantar dentro de la
sauna sola: “Goodbyyyyyyye myyyyy loooove”. Pasó un ratito en la
pileta caliente de agua roja, luego, un segundo de inmersión (no
más) en la pileta de agua helada iluminada de azul y se fue a
relajarse a la pileta de agua templada de color verde. Allí,
estirado, haciendo “el muerto”, con esa relajación que da el
agua, la sauna, el ambiente etc... le vino a la memoria una
“sevillana” que cantaban sus hermanas mayores en la niñez y no
se le ocurrió otra cosa que ponerse a cantar a voz en grito. Era una
sevillana con letra que ahora no es en absoluto recomendable
cantarla, las cosas han cambiado mucho desde entonces y parece que
hemos aprendido algo a respetarnos unos a otros (aunque a veces no lo
parece). La letra decía así:
Me
casé con un enano, salerito, pa jartarme de reir
Ole ahí ese tío que va ahí, ole ahí
Pa jartarme de reir
Me casé con un enano, salerito
Ole salerito y ole
Me casé con un enano, salerito
Pa jartarme de reir
Pa jartarme de reir
Le puse la cama en alto
Ole salerito y ole
Le puse la cama en alto, salerito
Y no se podía subir
Y eso sí que fue de veras
Que al bajarse de la cama
Ole salerito y ole
Que al bajarse de la cama, salerito
Se cayó en la escupidera .
Ole ahí ese tío que va ahí, ole ahí
Pa jartarme de reir
Me casé con un enano, salerito
Ole salerito y ole
Me casé con un enano, salerito
Pa jartarme de reir
Pa jartarme de reir
Le puse la cama en alto
Ole salerito y ole
Le puse la cama en alto, salerito
Y no se podía subir
Y eso sí que fue de veras
Que al bajarse de la cama
Ole salerito y ole
Que al bajarse de la cama, salerito
Se cayó en la escupidera .
Lo
curioso del asunto es que al soltar a voz en grito toda esa sarta de
incorrecciones (por decirlo de alguna manera), recuerdos de su niñez,
Andrew notó, flotando en la pileta, un chispazo en la columna
vertebral que le subió hacia el bulbo raquídeo y lo asoció
inmediatamente a lo que en el zen llaman “satori”. Fue una décima
de segundo, pero el “destello” sucedió. Aquello que había
leído en los libros de Suzuky o Allan Wats lo pudo experimentar en
una situación impensable.
Salió
de la pileta y fue hacia la sauna. Allí se encontró con Lucy y se
sentó muy quieto a su lado, en silencio, hasta que vinieron a
avisar muy amablemente que nuestro tiempo reservado había
terminado.
(Dedicado
a PePeÑo, amigo entrañable de mi amigo Napi)
---
FOTO
FOTO
Portada para el mercado Austrohúngaro del single de un solo tema:
"Para que buscar lejos si lo exótico está aquí"