Ambrosía
Bajó el relámpago
a la hora de la siesta
y huele a café
Todos los carricoches giran
los niños desaparecen
solo hay música y sombras.
En el fondo del pasillo
una puerta se abre sola
a una gran sala vacía
Sobre la mesa de mármol
los platos recién servidos
de ambrosía aún humeante
Por los grandes ventanales
abiertos a los abismos
entran preguntas de pájaros
las respuestas que da el viento
y el silencio de los árboles.
He fundido dos fotos que he encontrado por ahí en la red y que venían al pelo para este relato.
ResponderEliminarSaludossssssssssssss
Bueno, para este poema.
ResponderEliminarQue misterioso, Bab. Pero como siempre con esa soltura que abre la mente a imaginar lo que describes con mucha claridad.
ResponderEliminarGracias, Viking, si te ayuda a imaginar, magnífico. Tú ya tienes imaginación, se nota en tu blog.
ResponderEliminarY gracias, Freaky, voy a ver si puedo poner el mega post para la paz, iniciativa tuya..
Saludossssssssssssssssss