Incendio.

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 Voz: Mavi

Texto, fotos y música: BabElAin




Babelain. A veces. Ilustrado por Mavi.

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"A veces". Canción  del segundo CD de Babelain (Saliendo del laberinto). En esta ocasión con ilustraciones de Mavi.

Letra, música, voz y todos los instrumentos: Babelain.


A VECES

(Letra y música: Babelain)

A VECES ME MIRAS

Y NO ME VES

A VECES TE MIRO

Y YA TE HAS IDO

A VECES ME BUSCO

Y NO ME ENCUENTRO

A VECES TE BUSCO

Y SIENTO VÉRTIGOOOO


A VECES A SOLAS

ME ENCUENTRO A GUSTO

SI ESTOY A TU LADO

ME PONGO AGUDO

NO QUIERO PENSAR

NI SER ASTUTO

QUISIERA DEJAR

DE SER UN MUERMOOO


SERÁ LO QUE SERÁ

PERO ES UN LÍO

NO ME COMPLIQUEN

NO ENTIENDO

COMO SE MANEJAN

TODOS LOS HILOS

QUE ME LO EXPLIQUEN


A VECES ME BUSCO

Y YA ME HE IDO

NO QUIERO BUSCARTE

Y TE ENCUENTRO EN VIGO

A VECES TE MIRO

Y VEO UNA SOMBRA

A VECES VOLAMOS

EN UNA ALFOMBRA


A VECES ME ENCUENTRO

CON UN AMIGO

ME DICE QUÉ PASA

QUE ESTOY PERDIDO

LE DIGO QUÉlío DICES

SI HE ESTADO EN VIGO

Y HE VUELTO ESTA TARDE

PA ESTAR CONTIIIGOO


SERÁ LO QUE SERÁ

PERO ES UN LÍO

NO ME COMPLIQUEN

NO ENTIENDO

COMO SE MANEJAN

TODOS LOS HILOS

QUE ME LO EXPLIQUEN







La Hormiga Dadaísta.

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 En el año 2016 se cumplieron 100 años del nacimiento de Dadá. En este blog, ese mismo año, se le rindió un humilde homenaje. Ahora lo recuperamos con su poema correspondiente y reuniendo fotos en un vídeo con banda sonora para la ocasión. 

La Hormiga Dadaísta

(Babelain 2016)

Alguien le inoculó el virus a la incauta y fría hormiga y ahora busca unos labios que le sirvan de almohada.

Con un candor inusual representa lo inaudito, se baja en las estaciones donde el tren nunca ha parado.

Se afeita por las mañanas pensando en embotellar algunas gatas en celo, para soltarlas más tarde en los altares más altos.

Ha encontrado un gran embudo, un horizonte y un pato. Lo ha mezclado todo en uno y ha salido un mosquetero.

El mosquetero es inútil pero su porte impresiona. Le guiña el ojo a una extraña y la tumba sobre el heno.

La extraña gime y perjura que su novio es más certero. El mosquetero se irrita y pilla cierto mosqueo.

La hormiguita no interviene, está ocupada en sus cosas. En un hilo, una cigüeña, o en una pasión sin sentido.

El virus de DADA no tiene cura posible. Ahora todo el hormiguero sufre con sus consecuencias.

La hormiguita dadaísta mira por la cerradura y ve un mundo sin enjundia.

Por eso inventa un cacharro donde cabe todo dentro. Agita el caleidoscopio y su sorpresa es mayúscula cuando observa el maremágnum:

Vírgenes fluorescentes con piernas de bailarina

Trombones con un sonido de tomillo y azahar

Señoras con un ombligo por donde sale un faquir

Matasuegras que intoxican con sus risas infantiles

Estrellas del firmamento con un pendiente de hueso

Escaleras para viudas que sueñan ser transparentes

La hormiguita, excitada, urde de inmediato un plan. A partir de este momento nunca mirará de frente. No chocará con la vida ni siquiera de costado.

Pasará como si nada, aunque note algunos roces y le tienten ciertos sueños. Ella no se distraerá con los cantos de sirena.

Viajará por el espacio como los peces del río. No morderá los anzuelos que le lanzan los perversos, los que para ser normales odian a los distintos.

...

El Sueño agitado de la Hormiga Dadaísta

Fotos y banda sonora: BabElAin

Hermanos Albadalejo. Teatrillo.

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   Ilustración: Mavi 

TEATRILLO

(Hermanos Albadalejo)

(Noviembre 2023)




Se alza el telón.

A la izquierda del escenario hay una pizarra grande; delante de ella, una pálida niña con trenzas que sostiene en la mano izquierda un globo rojo de helio.

Al otro lado del escenario, un hombre viejo da vueltas con las manos atrás en torno a una mecedora que se balancea sola.

Hombre que pasea.— Yo estuve allí, en peligro de muerte, jugándome la vida, intentando...

Niña del globo.— (Deja escapar el globo que sube y desaparece, toma una tiza y escribe chirriando en la pizarra.) Bota, bota, pelota.

Entra en escena, andando con dificultad debido a las botas lastradas con plomo, una mujer relativamente joven con el pelo rubio suelto y mojado aún. Va vestida de buzo. Deja la escafandra en el suelo y saluda al hombre viejo que da paseos. La niña del globo rojo mira muy detenidamente a la mujer buzo. Se intenta poner la escafandra, pero es muy pesada y desiste. Prefería su globo ingrávido.

Mujer buzo.— ¡Hombre, Matusalén! Cada vez estás más apergaminado. ¿Qué andas barruntando por estos lares?

Hombre que pasea— Vaya, pero si es mi ninfa favorita. Y tú te pareces cada vez más a Tetis, la Diosa de las Aguas. Yo, aquí, ya ves, recordando batallitas del pasado.

Mujer buzo.— Déjate de batallitas y siéntate en la mecedora; no ves que no para de balancearse.

Hombre que pasea.— Que se siente esa niña, y así se quedarán quietos los dos.

La niña del globo se sienta en la mecedora y la mecedora para; la niña hace esfuerzos para balancearse, pero la mecedora está rígida.

La niña desiste y vuelve a su pizarra, la mecedora vuelve a balancearse.

Hombre que pasea.— Ya estamos como al principio.

Mujer buzo.— Que aburrimiento. Estar fuera del agua es insoportable.

La niña escribe en la pizarra un idioma incomprensible en letra muy pequeña.

Mujer buzo.— ¿Qué escribe esa niña?

Hombre que pasea.—Es un poema de Dylan Thomas en arameo.

Niña del globo.— Nanai de la China. Es una canción que me enseñó mi abuela. (Cantando.) El hueso de la flor / La ola del antojo / El párpado cantor / El tuétano del ojo.

Hombre que pasea.— Vaya con tu abuela.

Niña del globo.— ¿Qué creíais, que solo sabía botar la pelota? ¡Menudo par de dos!

Mujer buzo.— Parece que esto se anima.

Hombre que pasea.— ¿Una cervecita, Ninfa?

Mujer buzo.— No, que me he echado un novio nuevo y no quiero perder la línea.

Hombre que pasea.— Tampoco estaría mal ganar alguna curva. Tienen su encanto.

Entra en escena un tabernero con delantal y una caja de cervezas.

Tabernero.— ¿Los señores habían pedido unas cervezas?

Mujer buzo.— Bueno, me tomaré una, maldito Matusalén.

Hombre que pasea.— Gracias. Deje la caja ahí. ¿Cuánto es?

El tabernero se acerca al hombre que da vueltas y le habla al oído.

Hombre que pasea.— ¿Cómo? ¡Qué dices! ¡Eso es un dineral!

Tabernero.— Señor, estamos en guerra. Todo está por las nubes.

Hombre que pasea.— Otra guerra; no teníamos bastante y otra guerra.

Hombre que pasea.— (Dirigiéndose a la mujer buzo.) ¿No tendrías veinte rublos?

Mujer buzo.— Ah, no, de eso nada, no te doy un duro.

Hombre que pasea.— (Metiéndose la mano en el bolsillo.) Y la niña esa no tendrá...

Le paga al tabernero.

Tabernero.— Gracias, señor, buenos días, señor. Está amaneciendo.

El tabernero sale.

La mujer buzo y el hombre que pasea le pegan unos tragos a la cerveza en silencio. La niña se les queda mirando muy seria, pasando la mirada de uno a otro.

Mujer buzo.— (Al hombre que pasea.) Veo que eres poco empático con la gente que está soportando las guerras.

Hombre que pasea.— (Eructa.) Sí, es que yo nunca empato; siempre gano... o pierdo. Depende.

Mujer buzo.— Y ahora te haces el ingenioso. Vaya con Matusalén.

Mujer buzo.— (Dirigiéndose a la niña.) Nosotros aquí, bebiendo cerveza, y tú a dos velas. ¿No quieres algo de beber?

La niña va hacia el fondo del escenario y levanta una gran caja de cartón sin fondo. Dentro de la caja había un niño acurrucado con cara de aburrido, sin hacer ningún gesto.

Hombre que pasea.— Esto sí que es una sorpresa. ¿Qué hacía este niño ahí tan quieto, sin decir palabra?

Niña del globo.— Es mi hermano, y está tan quieto porque es hiperpasivo. Y le gustan los polos de uvas pasa, por aquello de…

Mujer buzo.— Ya, ya lo pillo. ¿Y a ti de qué te gustan los polos?

Niña del globo.— Mi preferido es el polo sur.

Hombre que pasea.— Menuda guasa tiene la niña.

Mujer buzo.— Pues entonces llamamos al heladero bipolar y le pedimos uno de polo sur y otro de uvas pasa por aquello de… Y todos tan contentos.

Suenan truenos en la lejanía. La niña del globo se acerca a su hermano y lo consuela. El hombre que pasea se acerca a la mujer buzo.

Hombre que pasea.— (Confidencialmente.) ¿Qué vamos a hacer con los niños?

Mujer buzo.— ¡Ah! A mí no me metas; yo acabo de llegar. Tú sabrás qué hacen aquí esos niños.

Hombre que pasea.— Ya estaban aquí cuando llegué.

Mujer buzo.— Pues habrá que llamar a los bomberos.

Hombre que pasea.— ¿A los bomberos?

Mujer buzo.— Sí, es que mi nuevo novio es bombero. A ver si viene él en el camión, y de paso me remoja un poco con su manguera, que necesito… agua… Hace ya tiempo que no…

Hombre que pasea.— Ya, pero los bomberos no pintan nada en este caso. Además, ¿a ti no te gustaban más las mujeres?

Mujer buzo.— Ya… A nadie le amarga un dulce… Si encontrara una mujer bombera… Pero…

Niña del globo.— Los adultos les dais muchas vueltas a las cosas. Yo prefiero darle vueltas al trompo o al hula hoop. Además, con nosotros no tenéis que hacer nada. Sabemos apañarnos solos. Somos como las mariposas, que parecen torpes cuando vuelan, pero aterrizan en la flor que ellas eligen.

Mujer buzo.— Vaya, además de tener guasa, la niña nos salió un pelín repipi.

Suena la sirena de un coche de bomberos, pero pasa de largo con ese característico efecto Doppler.

Mujer buzo.— Vaya por dios. Otra vez será.

Hombre que pasea.— Pues ya ves, lo que decía, estamos como al principio, pero con otro niño, que además llora. (Dirigiéndose a la niña.) Niña, trae a tu hermano y siéntalo en la mecedora.

La niña coge a su hermano y lo sienta en la mecedora. La mecedora se para. El niño sigue llorando. El hombre que pasea se da la vuelta y coge otra cerveza.

Hombre que pasea.— (Dirigiéndose a la mujer buzo,) ¿Quieres otra cerveza?

Mujer buzo.— Claro, esto es insoportable. Ese niño no para de llorar.

Hombre que pasea.— (A la mujer buzo.) Levanta al niño de la mecedora, que no le gusta.

Mujer buzo.— Ah, no, yo no toco a los niños; soy alérgica a ellos.

El hombre que pasea coge al niño de la mecedora y lo pone en el suelo. El niño deja de llorar. La mecedora vuelve a balancearse. La niña del globo coge a su hermano y lo lleva junto a la pizarra.

Mujer buzo.— Estamos aquí perdiendo el tiempo, pudiendo estar haciendo algo de provecho.

Hombre que pasea.— (Sentado en el suelo.) Creo que no estás al tanto de lo que se cuece. Parece ser que ya no podemos perder el tiempo, ni aprovecharlo tampoco. El tiempo, no hace mucho, se perdió él solito en el espacio. Nadie lo puede perder ya. Así que espabila, niña.

Mujer buzo.— Demasiadas cervezas, Matusalén. No me salgas con monsergas. ¿Te aburres mucho últimamente?

Niña del globo.— (Recita pomposamente un poema mientras lo escribe en la pizarra.) Viento rojo en el quicio de tu equinoccio / con su equino esperando en la esquina del sueño / Viento adulterado que humilla la semilla de tu sonrisa / y de nada sirve el pararrayos de tu inocencia.

El niño aplaude y grita a rabiar durante unos segundos y se para en seco.

Mujer buzo.— Vaya con la niña. Otra vez se sale por la tangente. ¿Me quieres decir qué significan esos versos?

Niña del globo.— A mí que me registren. Pregúntaselo a mis musas. Ellas sabrán. Aunque mis musas son transparentes; no sé si las encontrarás.

El hombre que pasea se levanta del suelo. Se sienta en la mecedora que deja de balancearse.

Hombre que pasea.— No veo mucha coherencia aquí. Tampoco tendría que haberla. Porque estamos viviendo. Y vivir…

Baja el telón con parsimonia.

FIN


Babelain. Recuerdos.

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Del primer CD de Babelain. Es una de esas canciones que tenía por ahí, compuesta desde hace muchos años y que por fin logramos grabar ya en la época digital. En esta ocasión la acompañamos de un vídeo con ilustraciones de Mavi.

Voz e ilustraciones: Mavi

Letra, música y todos los instrumentos por: : Babelain


Recuerdos

(Letra y música.- Babelain)


Rellenábamos colchones con las teclas de los pianos

y arrojábamos cencerros a las viudas en verano

en la fiesta que dio el sacristán

cuando vio que su hijo era normal

que ya no incordiaba

que no echaba baba

pronto lo podría desatar


Con un kilo de chorizo imitábamos a Buda

hartos de comer “jalufo” en la playa y sin bermudas

en la fiesta que dio el sacristán

cuando vio que su hijo era normal

que ya no incordiaba

que no echaba baba

pronto lo podría desatar


Con los pies llenos de espasmos y la risa incontrolada

Ese humo en la garganta esas lunas plateadas

en la fiesta que dio el sacristán

cuando vio que su hijo era normal

que ya no incordiaba

que no echaba baba

pronto lo podría desatar.


La Eternidad.

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Y así nació la Eternidad

Ilustraciones y voz: Mavi

Texto: Bab El Ain


                                                                        La Eternidad

(BabElAin) 


El maullido de un gato negro
llegó a oídos de la Muerte

Ésta se hizo la sueca
aquel gato le importaba un pito

Aunque no le hacía ascos a otros rumores
que surgían por doquier:
En los misterios flotantes
En las herencias injustas
En los paraísos sombríos
En los jardines salvajes
En los balcones privilegiados...

Pero el gato seguía maullando 
y la Muerte le lanzó un zapato viejo
que impactó contra el felino

El felino se quejó al Altísimo
que era un señor muy alto
y desde las mas altas alturas
arrojó a la Muerte con mucho tino
varios colores extraterrestres espesos

Debido a su gran espesura y rareza
no dejaban pasar el aire ni por asomo
matando a la Muerte por asfixia
y devolviéndola de nuevo a la Vida 
dejándola en ridículo ante el mundo

Y así nació la Eternidad.

 

Babelain. A otro perro con ese hueso. Celebrando el 14º Aniversario de Toto Vaca.

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 A otro perro con ese hueso.

Para conmemorar el 14º Aniversario de Toto Vaca, recuperamos una canción del primer disco de Babelain. Grabada a principio de los 90, con nuestro amigo Miguel Ángel Cumpián (de los Cumpián de toda la vida) como estrella invitada en la voz.

Mavi le da la réplica.

Con una letra filosófica, trascendental, muy seria. En esta ocasión no se ha retocado ni regrabado; hemos dejado la versión original, que no estaba del todo mal grabada para los medios disponibles en aquel momento; con sus guitarras invertidas y esas cosas tan modernas. Es muy cortita, no os preocupéis.

Mavi:Voz

Miguel Ángel: Voz

Babelain: Guitarras, bajo, batería, letra y música.

Ilustraciones: Mavi.


A otro perro con ese hueso

(Letra y música.- Babelain)


-Hola, si te he visto no me acuerdo

-¿Aunque estrene peinado?

-Inclusive, inclusive


-No seas así

siempre quise ser feliz

y a pesar de ser así...

yo ya no puedo seguir

si te marchas al Brasil

a mi me d un paralí.


-¡¡¡A otro perro con ese hueso!!!


-Hola, eres una caracola

-¿Donde se oye el mar?

-Donde retumba, donde retumba


-Te daré confort

te daré una flor

soportaré tu amor...

y ya no podré seguir

si te marchas al Brasil

a mi me d un paralí.


-¡¡¡A otro perro con ese hueso!!!

-¡¡¡A otro perro con ese hueso!!!

-¡¡¡A otro perro con ese hueso!!!


Estornuda el abanico.

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Voz: Mavi

Vídeo, texto y música: Babelain

Este instrumental ya fue utilizado por nuestra amiga la video artista Lisi Prada  en uno de sus magníficos vídeos.

https://totovaca.blogspot.com/2017/02/babelain-paseito-despues-de-la-lluvia.html

WEB de Lisi Prada:

http://www.produccionesinmateriales.com/



Estornuda el abanico
(Babelain)

Que no se escape el silencio
por ese resquicio tímido
que se esconde entre las sombras
por miedo a ser descubierto
mientras el abanico estornuda
debido a esa corriente
que provoca el movimiento
de unos labios que se ríen
y que no saben de qué

Y una vez dicho esto
ya muy cerca del abismo
de la gran avenida oscura
el instinto me introduce
en el país natal del instante
que ya ha mostrado sus garras
aunque se disfrace de futuro
porque no me he caído del árbol
ya que nunca me subí a él


Danza Cósmica.

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Danza cósmica
(Babelain)

Ingirió un hongo yesquero con un poco de canela
y se sintió ligera por primera vez en mucho tiempo

Se acarició distraídamente su parque temático
ya que habían retornado las golondrinas
anunciando el equinoccio de primavera

Aquello  le recordó la herida abierta en el mar
incendiándole la sangre con antiguos pensamientos 

Comenzó a buscar con ahínco la realidad 
debajo de la arena caliente del desierto
consciente de la ambivalencia del intento

Desnudó su cuerpo en completo silencio
y se vistió coqueta con ropajes estelares
para espantar a los demonios que pululaban
con insospechadas y turbias intenciones

Inició una danza cósmica por instinto
rodeada por un amplio círculo en llamas
Desapareció girando dentro de aquel remolino
Hay quien dice que ascendió a las esferas planetarias
Los más incrédulos dudan de ese final tan pomposo



Inventarlo todo

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Inventarlo todo
(Babelain)


Inventarlo todo
el pasado, el presente, el futuro

Olvidarlo todo
el pasado, el presente, el futuro

Inventar un nuevo olvido
Olvidar el nuevo invento
Caer en la cumbre del precipicio
Caer en la inocencia de nuevo

Soplar, resoplar todo hacia fuera
Regurgitar con estruendo
Iluminar lo contrario
la cara oculta del sueño
Caer en el sueño negro

Inventar la dimensión inaudita
Inventar nuevas estrellas fugaces
Buscar nuevas mentiras

Hipnotizar al Universo
y escapar por sus rendijas



Flora y Fauna XIX

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 Flora y Fauna XIX. 

Fotos y Banda Sonora: BabElAin


Entrevista a los Hnos. Albadalejo.

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(Los Hnos. Albadalejo -Años 70- en una buhardilla del barrio madrileño de Malasaña).


Entrevista a los Hermanos Albadalejo (Crisantemo y Pasionario) 

 para la prestigiosa revista “Cést moi?”

(Julio 2023)

Periodista.- Se especula mucho con el lugar de nacimiento de los Hermanos Albadalejo. Nos gustaría dar la exclusiva a nuestros lectores del lugar que vio nacer a tan insignes personajes del mundo de la farándula y otras hierbas.

Crisantemo.- Los hermanos Albadalejo son gemelos, pero nacieron en pueblos distintos de un lugar que no quiero acordarme. Nuestra madre tenía el don de la bilocación; para los no iniciados: “persona que puede estar en dos sitios al mismo tiempo”, como San Martín de Porres. Y como no quiero acordarme, seguirá siendo un misterio nuestro lugar de nacimiento. Eso es lo que hay.

Periodista.- ¿Los hermanos Albadalejo creen que el lenguaje es un virus del espacio?

Crisantemo.- ¿Eso no era una idea de Guillermo el Travieso? Digo... ¿de William B.? Si en el espacio interior tenemos ya un cacao de aúpa, imagínese en el espacio exterior, que es mucho más grande. Allí tiene que haber virus de todos los colores. En fin... Si lo decía William...

Periodista.- ¿Alguno de los dos ha conocido el amor en algún momento de su existencia?

Pasionario.- Si se refiere al enamoramiento, hay que pasarlo, como cualquier enfermedad; y no hay vacuna.

Periodista.- ¿Los Hermanos Albadalejo tienen alguna afiliación política?

Crisantemo.- Más que filia, tenemos fobia grosso modo a la política que se cuece ahora por estos lares. No sé mi hermano, pero yo soy más de tirar la mano y esconder la piedra. ¿O era al revés? No, no. En fin, vamos a otra pregunta, que me estoy liando.

Periodista.- ¿Qué etiqueta le pondrían a la literatura que cultivan los Hermanos Albadalejo? 

Pasionario.- Berza, cultivamos mucha berza.

Periodista.- ¿Cómo ven los Hermanos Albadalejo la poesía más joven, las últimas tendencias?

Crisantemo.-  Yo las veo con gafas progresivas, que cuestan un riñón, por cierto. Unos tienen  la fama y otros cardan la lana. Por lo que conozco, que no es mucho, hay de todo un poco como en cualquier época pasada (que fue mejor o peor, o inverosímil): verso cojo y manco... lírica zombi fluorescente...  abismos con musgo al fondo... poemas con taquicardia congénita... 

Periodista.- ¿Monta tanto Isabel como Fernando? ¿Lo pillan?

Pasionario.- Yo no pienso pillar nada. Quizá el que se ha pillado será usted.

Periodista.- Qué opinan de las corrientes apocalípticas reinantes

Crisantemo.- Que son corrientes y molientes. ¿Reinantes? Somos alérgicos a las monarquías. 

Periodista.- ¿Entra en sus planes optar al Premio Nobel?

Pasionario.- Nosotros somos muy noveles siempre; no sabía que había un premio para eso.

Periodista.- No voy a preguntaros qué salvaríais del fuego, pero ¿de una catástrofe inminente?

Crisantemo.- Yo trataría de salvar el pellejo, luego ya, si fuera posible salvaría el silencio que hemos ido ahorrando para el futuro, que se prevé muy ruidoso.

Periodista.- Margarite Duras dice que la literatura es el único arte que exige practicarlo en soledad

Pasionario.- Los Hermanos Albadalejo somos muy solitarios, casi anacoretas.

Periodista.- ¿Los Hermanos Albadalejo son reales? Porque como estamos hablando por teléfono...

Crisantemo.- ¿Reales? ¿Otra vez con la monarquía? Ah, ya, reales de realidad, ¿no? Pues veamos, existir, existimos; ahora, ¿en qué dimensión? Vaya usted a saber. A veces me pellizco y luego pellizco a mi hermano, pero cada vez está más flaco y solo pillo hueso... no sé... la cosa es que seguimos remando. ¿Hacia dónde? Vaya usted a saber otra vez.

Periodista.- ¿Cuáles son sus influencias? 

Pasionario.- ¿Influencias? Yo hablaría más de flatulencias. Y escribiría un pareado muy “inflatuoso”

Periodista.- ¿Los Hermanos Albadalejos son humanistas?

Crisantemo.- Yo no digo ni que sí ni que no, solo digo que si quiere que le cuente el cuento de la buena pipa.

Periodista.- ¿Creen Uds. en el progreso o en el regreso?

Pasionario.- Yo diría más bien en un progreso regresivo. 

Periodista.- ¿Creen que la literatura puede cambiar el mundo? 

Crisantemo.- Ja ja ja ja ja ja... y ja. Perdone, se me ha escapado, no he podido evitarlo. (Cantando): ¿Quien teme a Virginia Wolf, Wirginia Wolf, Wirginia Wolf...?

Periodista.- ¿Qué aportan los H. Albadalejo a la literatura actual?

Pasionario.- Nada, pero una nada ontológica.

Periodista.- Entonces, ¿para qué escribir, por qué escribir?

Crisantemo.- Para abolir las fronteras internas y externas. Algo parecido decía Michaux. Y si no era parecido, me adjudica la frasecita a mí.

Periodista.- De todo el mundo es sabido que los H. Albadalejo no conceden entrevistas. ¿Por qué esta vez sí?

Pasionario.- Para contradecirnos. Por pura contradicción.

Periodista.- ¿Creéis que el mundo ha cambiado después de la reciente pandemia?

Crisantemo.- De un tiempo a esta parte el mundo es un pandemónium, ¿quien lo despandemoniará? Se necesitaría algo más que una pandemia para que cambie la cosa; al menos para mejor. 

Periodista.- ¿Podrían contarnos alguna anécdota curiosa que le haya sucedido en su exótica existencia? La versión corta, por favor.

Crisantemo.- Bueno, yo suelo salirme por la tangente casi siempre. Es decir, tengo un carácter oblicuo, o algo así. Una vez me miré en un espejo y el que salía reflejado era mi hermano. Me teñí el pelo enseguida y me puse a bailar como un poseso. Me miré de nuevo en el espejo y ya me reconocí. Todo tiene un límite. La identidad se escabulle rápidamente si se la deja suelta. 

Pasionario.- Ya quisiera, como le ocurre a mi hermano, que cuando me miro al espejo saliera él; yo no me veo ni yo. 



 

El paseo.

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Hnos. Albadalejo. Un principio de algo.

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Un principio de algo

(Hermanos Albadalejo)

Cuando en silencio va levantándose el telón, a la mitad se atranca un poco, pero sigue subiendo con dificultad y chirridos. Se va viendo que el escenario está vacío y a un lado hay un hombre vestido con un traje viejo y arrugado. Lleva el nudo de la corbata aflojado. Está sentado en una silla, fumando. La luz es tenue.

Hombre sentado.Nunca estuve en Roma. Casi lo consigo, pero..., en fin, esto último no viene a cuento. La realidad es que nunca estuve en Roma. Me desperté esta mañana con esa frase en la boca. Me gusta pensar en voz alta. Siempre me ha gustado, aunque a veces me haya traído problemas. Creo que necesito sacar eso que está medio oculto en mi cabeza. No por nada..., o sí, por soltar lastre o algo parecido. Y a otra cosa... (Apaga el cigarrillo en un cenicero que hay en el suelo).

Entra una mujer de mediana edad. Va vestida como del Folies Bergère. Se para, posa las manos en las caderas y se dirige al hombre sentado, que al verla se levanta.

Mujer vestida de Folies Bergère.— ¿Se puede saber qué estás haciendo aquí, hablando solo en este sitio tan cutre? ¿Qué tal en Roma?

Hombre sentado que ahora está de pie.No llegué a Roma, me quedé en Tánger.

Mujer vestida de Folies Bergère. Ah, claro, ya sé por qué te quedaste en Tánger. ¿Y para qué me citas en este lugar, si se puede llamar a esto lugar?

Hombre que ahora está de pie. Es un escenario, es una obra de teatro. Creo que deberías relajarte un poco. No hay motivos para que me reproches nada. No creo que sepas por qué me quedé en Tánger. Y, si lo sabes, es asunto mío. Últimamente veo la vida de otra forma. Creo que mi brújula se ha vuelto medio loca. Pero no me importa. Me hacía falta un poco de locura; cambiar el rumbo. Además, esto es un escenario, esto es una obra de teatro, así que cumple con tu papel.

Mujer vestida de Folies Bergère.— ¿Mi papel? Tú me has metido en este lío. ¿Quién es el escritor?

Hombre sentado que ahora está de pie.No está, es más, no sé si existe. Yo, después de Tánger y sin poder llegar a Roma, me quedé aquí y te llamé. ¿Qué iba a hacer aquí solo? Y es un escenario, y esto es una obra de teatro, ya veo, así que imagínate... (Le da la espalda a la mujer y da unos pasos lentos hacia el fondo).

(Se vuelve hacia ella, se acerca).

Nunca fuiste para mí la fuente, pero sí el manantial, lo que transcurre y recrea.

Sabes que te quiero... (Se da la vuelta y se sienta).

Mujer vestida de Folies Bergère.SÍ, ahora ponte tierno, pero esto es un muermo. Dile a los tramoyistas que bajen algún decorado.

Hombre sentado.— (Levantando el brazo). Tramoyistas, bajad la Fontana de Trevi.

Baja el decorado entre chirridos y descompensado. Se ve la Fontana de Trevi con Mastroianni y Anita Ekberg.

Mujer vestida de Folies Bergère. Pero ¿esto qué es?

Hombre ahora de nuevo sentado.Es la cultura. Es un simulacro. La capacidad de reinventarnos y no quedarnos atrapados en un guion que no hemos escrito nosotros. No hablo de libertad, que suena demasiado pretencioso; hablo de rebelión.

Mujer vestida de Folies Bergère.— (Excitada). ¿Pero tú te has creído que me puedes meter en tu ridícula obrita de teatro de mierda así como así? ¿Que soy un personaje de tu imaginación que actúa según se te va ocurriendo? ¡Qué cultura ni cultura! Esto es un esperpento sin pies ni cabeza. Yo no soy tu manantial, ni transcurro, ni recreo nada; para que te enteres. Intento descubrir de qué va esto, pero no me hago una idea. Debo ser dura de mollera. ¿Has olvidado tomarte la medicación? Y, con la puesta en escena de la Fontana de Trevi, ¿qué quieres justificar?

Hombre ahora de nuevo sentado.¿Ves? Sin darte cuenta te estás revelando, estás escribiendo parte del guion.

Mujer vestida de Folies Bergère.— (Riéndose de forma histérica). No, si ahora resulta que además de bailarina soy dramaturga, ja, ja, ja, ja...

Entra a escena un hombre de mediana edad, sus gestos son afeminados pero comedidos; lleva una funda de violín en un hombro, con la otra mano sostiene una cuerda que va atada a una oveja.

Oveja. Beeee

Mujer vestida de Folies Bergère.El que faltaba.

Hombre sentado que se vuelve a levantar.Hombre, Javier, ¿qué haces por aquí? ¿De dónde sacaste esa oveja?

Hombre de la oveja.Hombre, no me llames “hombre”, eso lo serás tú.

Pasaba por aquí; vengo de vagar sobre las carnes muertas de Fernando Merlo, y estaba él por allí, pero no sabía que esa tierra en putrefacción era su cuerpo; luego entré aquí, no está mal; hay que decorarlo, vivirlo, pero no hay sillas.

Hombre sentado que ahora está de pie y que vuelve a sentarse.(Levanta un brazo).

Tramoyistas, traigan dos sillas.

Entran dos hombres fuertes con monos blancos, dejan dos sillas de enea en el escenario y se marchan.

Javier se sienta en una silla, ata la cuerda de la oveja a la silla, abre la funda del violín, se lo pone en el hombro y empieza a tocar una pieza andalusí; primero dubitativo, y luego pleno.

Oveja. Beeee.

Mujer vestida de Folies Bergère.Vaya, ahora sí que «todo está roto a la perfección». ¿A qué viene toda esta parafernalia? ¿Qué me quieres decir con esto? Todo gira a tu alrededor; ¿y yo dónde quedo? ¿Esperando a que bajes de tu nube? Ya me dirás qué pretendes con toda esta puesta en escena. Que si no fuiste a Roma, que te quedaste en Tánger..., y ahora montas tu teatro particular.

Hombre que se ha vuelto a sentar.Mujer, no te pongas así. Todo tiene su explicación. Vayamos por partes...

Mujer vestida de Folies Bergère.Me río yo de tus explicaciones. Solo falta que aparezca mi amiga Marta transformada en la Virgen María y apaga y vámonos.

Oveja.Beee... Beee... Beee...

Hombre de la oveja. Oye, si queréis me voy por donde he venido. No quisiera yo...

Mujer vestida de Folies Bergère.La que se va a ir soy yo si no entramos en un toma y daca razonable.

Hombre sentado se vuelve a levantar.Calmaos. Comencemos. Yo nunca estuve en Roma.

Hombre de la oveja.Te quedaste en Tánger y yo sé por qué.

Hombre que se volvió a levantar.Todo el mundo sabe porqué me quedé en Tánger, menos yo, que bien hubiera querido llegar a Roma.

La oveja. Beeee.

Hombre del violín y la oveja.Todo esto no tiene mucho sentido, ni sentimiento, por qué no cambias el decorado al menos.

Mujer vestida de Folies Bergère.Vaya, por fin algo con lógica. Que cambien este maldito decorado. Y eso de que todo el mundo sabe por qué te quedaste en Tánger menos tú me lo vas a tener que explicar muy clarito, porque yo tampoco lo sé. No debo formar parte de ese “todo el mundo”. Me citaste aquí por una razón importante, según tú; así que suelta la gallina de una vez.

Hombre del violín y la oveja.Eso, explícalo tú, pero la versión corta, que «ya tengo cuarenta años y pocos dientes». Me voy dentro de un rato a Las Alpujarras; me espera allí un buen amigo. Y la oveja también tiene prisa por pillar pasto fresco de las montañas.

Oveja.Beee... beee... y beeeeeee.

Hombre que se vuelve a sentar.— (Levantando un brazo).Tramoyistas, cambiad el decorado, poned...

Hombre del violín y la oveja.Mira, que quiten ese decorado y que dejen el escenario vacío, solo nosotros, sin abalorios. Una vez leí que «partir es siempre dudar. Es siempre partir desde la nada». ¿No será algo parecido lo que te ocurrió a ti?

El público está impaciente por saber por qué te quedaste en Tánger y no viajaste a Roma, como estaba previsto.

Mujer vestida de Folies Bergère.¿El público? El público se lo está pasando en grande, disfruta con la intriga, pero yo he venido de lejos y me he quedado sin empleo por acudir a esta absurda cita. Estoy perdiendo la poca paciencia que me quedaba.

Hombre sentado. El público no tiene por qué saber la razón de quedarme en Tánger; ya dije que no llegué a Roma y es suficiente. Y tú, mujer, no te quedaste sin trabajo, estás haciendo muy bien tu papel y se te compensará.

Hombre del violín y la oveja.Ah, pues, si aquí se cobra, a la oveja también hay que pagarle.

Mujer vestida de Folies Bergère.Este vestido no me sirve de nada.

(Se va desnudando y se queda sin ropa aunque se tapa con una mano los pechos y con la otra el sexo)

Hombre del violín y la oveja.Pareces Eva expulsada del paraíso.

Mujer vestida de Folies Bergère ahora desnuda.Que me traigan ropa adecuada para esta maldita obra.

Hombre sentado.Bueno, parece que entras en razón. (Levanta un brazo dirigiéndose a los tramoyistas). Traedle ropa a esta mujer. (Entran los tramoyistas de mono blanco con ropas y la dejan en la silla vacía).

Mujer ahora desnuda.(Empieza a vestirse). ¿Estas ropas me identifican? ¿Mi sombra será alargada y elegante? ¿Voy de protagonista o de antagonista? Tendrás que aclararme algunas cosas para poder seguir con la farsa. La Luna parece que está a punto de salir tras las montañas.

Hombre del violín.¡Solo falta que aparezca el hombre lobo y se zampe a mi oveja!

Atraviesa el escenario Marcello Mastroianni llevando a Anita Ekberg en su espalda montada a caballo. En realidad son dos actores secundarios con sendas máscaras.

Todos quedan sorprendidos mirando pasar a la pareja.

Mujer vistiéndose.Pero ¿esto es en serio o en broma?

Hombre del violín.Me temo que las dos cosas, querida.

Oveja. Beeee

Hombre sentado.Os lo dije y os lo vuelvo a decir, nunca estuve en Roma.

Empieza a bajar el telón entre chirridos, lentamente.

Mujer vistiéndose.Pero... ¿ya se acabó esto?

Oveja.Beeeee

Hombre del violín.Tranquila, mi pequeña oveja, ya nos vamos.

Cuando el telón va por la mitad el Hombre sentado se agacha y mira al público.

Hombre sentado, ahora agachado.Me quedé en Tánger.

El telón baja chirriando hasta el final.


Fin