Desembarco y fuga. Babelain.

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Desembarco y fuga

La música de esta canción tiene un largo recorrido. Al principio, en los años setenta, fue solo un instrumental para guitarra acústica. Luego se convirtió en una canción con letra de Samuel Becket cantada en inglés macarrónico, y grabada de aquella manera. Ha sido protagonista en alguna otra ocasión, y ahora, con una nueva letra y nuevos arreglos, grabada de nuevo y publicada en el blog con vídeo incluido, por si a alguien (quién sabe) le pudiera interesar. Las fotos del vídeo las he tomado prestadas de la red.


Desembarco y fuga

(Babelain)

Erase una vez un santo

que había perdido su encanto

Su tía estaba empeñada

en aprender esperanto


Pero no lo conseguía

por más que lo intentaba

aquello era un galimatías


La tía de aquel santo

desembarcó en Normandía

impartía clases de esgrima

ya fuera de noche o de día


Luego se pasó al boxeo

y se casó con un bohemio

convirtiéndolo en su Romeo


El pobre santo se agobiaba

ante tal desaguisado

Quedó un día con su tía

en un lugar descampado


Pero solo apareció

el Romeo de la tía

y se fugaron los dos a Etiopía


La tía se metió monja

y aprendió a hacer calceta

cultivaba plantas traviesas

regando bien sus macetas


Mientras tanto el pobre santo

arropado por el bohemio

volvió a encontrar su encanto



El paripé

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(Ilustración: Mavi)

 

El paripé

—¿Cómo entramos ahí?

—Deberíamos buscar una fórmula que implique cualquier alternativa.

—Eso no tiene sentido.

—Bueno, omitiremos implicar y alternativa.

—Vale.

—Para esta misión no nos hace falta la espiritualidad. Nos bastaría con hacernos los locos, estudiar las coordenadas y, sobre todo, sobornar al portero.

—¡Pero, si no hay portero! Me han dicho.

—Tanto mejor. Encontrar la puerta, sobre todo, encontrar la puerta. Velocidad, eso es lo que necesitamos. Velocidad y desparpajo.

—Vale, yo aún no he desayunado.

—Ya estamos. La vanidad hay que olvidarla, dejarla fuera.

—Y, dentro ¿qué hacemos?

—Se irá viendo.

—Solo que primero tendríamos que entrar y no parece fácil.

—Estamos algo tristes pero, somos futuros héroes ¿No crees?

—Puede que después del cafelito...

—¿A qué viene ese canguelo? Solo necesitamos un poco de suerte.

—Un poco de suerte y algo más.

—Yo estoy preparado ya. ¿Y tú?

—Aún no estoy maduro; quizá una copita de …

—Oculta tus cicatrices, nos están mirando.

—Yo no veo a nadie.

—De todas formas, no se está mal aquí fuera ¿no?

—Ya te digo pero, como no me dejas hablar nunca...


La mujer de rojo.

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… ya, ya... sí... pero no es por eso... Quise decir que... Ya, ya..., pero déjame hablar.... Mi intención no era esa.... Puede que el tono no fuera el adecuado, pero..., bueno, no creo que fuera para tanto, ¿no? Además, tú estabas muy ocupado con «tus cosas», ya me entiendes... Sí, claro, tienes todo el derecho, pero...
… podrías haberme dado a entender que... Pues ya te digo que no pillé la indirecta en ese momento... Sí, me puse un poco... Bueno, mucho... ¿Eso crees? Yo no diría tanto... Ya, ya, pero ponte en mi lugar, con lo que estoy pasando... Ya, ya, tú tampoco estás muy fino últimamente...
… entonces, ¿qué...? sí, sí... No, en eso no estoy de acuerdo en absoluto... Sí... sí.... sí, vaaaaale, un poco borde si estuve... Ya... entonces, ¿vienes o qué? Me he puesto el traje rojo que tanto te gusta...

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Él llegó por fin y dieron un agradable paseo desde la plaza hasta el puerto...


Si alguien se apunta...

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Ilustración: Mavi 

 Si alguien se apunta... 

Ayer se escapó la cucaracha. Vi como huía la condenada subiendo por la pared y desapareciendo por una rendija en la ventana que da al patio. La tenía ya domesticada. Había noches que, posada en mi hombro izquierdo, leía conmigo el libro de turno. Alguna vez desistía, se iba con un mohín extraño en la cara, moviendo nerviosamente las antenas y desapareciendo debajo de la cama. El último libro que leímos juntos fue Zoco Chico, de Mohamed Chukri; ahí se le escapó alguna lagrimita. 

Ahora, después del desengaño, estoy empeñado en aprender a ordeñar el tiempo hasta dejarlo seco, y luego, a vaciar el espacio de sombras y rellenarlo de luciérnagas. Me pondré a ello después del desayuno. Si alguien se apunta...